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¡Al César lo que es de César! con el nuevo hospital para Ovalle

Muchos se preguntarán a que viene éste título y la respuesta es sencilla. Con éste dicho podemos deducir que se utiliza cuando se ha de distinguir correctamente entre dos realidades diferentes, pues si bien es cierto que su origen se encuentra en la Biblia en (Mateo 22:21) cuando algunos de los discípulos le preguntaron a Jesús, si consideraba justo pagar tributo al Gobierno y éste manifestó: “pagad pues a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios” y que separa los temas terrenales de los espirituales, no es menos cierto que se puede aplicar a ésta situación, puesto para variar una vez más la Nueva Mayoría que creíamos casi extinta, le gusta vestirse, engalanarse y adjudicarse proyectos ajenos y me refiero precisamente a la construcción del nuevo hospital para Ovalle, ubicado en Ruta D 43, sector Altos de Tuquí.

Pues lamentablemente en la cuenta pública realizada el día miércoles 25 de éste mes, funcionarios que Bachelet y compañía dejaron “apernados” a sus cargos, faltaron de manera gravísima a la verdad; al adjudicarle éste emblemático proyecto a Bachelet, como si ésta estuviese cumpliendo con el compromiso que contrajo con la ciudadanía, situación que es absolutamente falsa pues al asumir el primer Gobierno del Presidente Sebastián Piñera en el año 2010 y nombrarme en ese entonces como Gobernadora de la Provincia del Limarí, inicié gestiones para conseguir que se lograra el compromiso de normalizar el hospital de Ovalle.

Todo esto, ante la necesidad de tener un hospital resolutivo, eficiente y de calidad para toda la Provincia del Limarí y sus alrededores que tanta falta hace y hacía, pues no estaba dando el ancho. De hecho sin ir más lejos, la propia señora Bachelet, en el año 2004 comprometió normalizar el hospital de Ovalle, lo que consistía en construir una torre en el mismo lugar del actual hospital ubicado en calle Ariztía Poniente 07, lo que acarrearía por obvias y lógicas razones problemas en el funcionamiento del recinto asistencial ya que ello significaría tener que trabajar y construir en un hospital en funcionamiento, donde el espacio es tremendamente limitado y generando incomodidades y problemas propios de una construcción como son contaminación acústica, ambiental y ni hablar de la habitabilidad para los pacientes y funcionarios, es por ello que ésta idea era realmente nefasta, pero al final fue para mejor que la señora Bachelet como todos los Gobiernos de la Concertación no cumplieran sus promesas.

Ya que, así en el mes de noviembre del año 2011, el Seremi de Bienes Nacionales, el Sr. Mario Burle, traspasó vía decreto 7,8 hectáreas oficialmente en un acto en que estuvo presente el Subsecretario de Bienes Nacionales de la época, don Juan Carlos Bulnes y el también Ministro de Salud, de aquella época, el Dr. Jaime Mañalich. En dicho acto, se hacía entrega oficial e irrefutable de dichos terrenos al Director del Servicio de Salud de Coquimbo de la época, el Sr. Héctor Andrade Calderón, para así de ésta manera concretar el proyecto.

Es de suma importancia hacer presente que el Ministro Mañalich y por ende el Presidente Sebastián Piñera, comprometieron un nuevo hospital para la Provincia y no otros que pretenden arroparse con ropas ajenas, pues éstos eran contrarios a normalizar por todas las complicaciones que arrastraría una intervención de la envergadura que se pretendía.

En el año 2012, al retirarme de mi cargo de Gobernadora, ya existía el proyecto de arquitectura afinado y con diseño terminado, habiéndose asignado más de 900 millones para ello y encontrándose ad-portas al proceso de licitación para la etapa de construcción. Pero en el nuevo período de Bachelet, ésta engendra el llamado realizado por sus pares de “pasar la aplanadora” sobre todo lo ejecutado o en vías de ejecución que se realizó durante el Gobierno anterior que fue el primer Gobierno del Presidente Sebastián Piñera, retrasando con ello el objetivo trazado.

No puede dejar de asombrarme (espero jamás perder la capacidad de asombro) el descaro de los “apernados” en mentirles descaradamente a la ciudadanía, en la falta de honestidad de “supuestas” autoridades, pues al cometer tales actos de autoridad les queda sólo el nombre, pues el arrogarse trabajo ajeno y además fanfarronear de ello es sumamente delicado y grave, pues ocupan el adagio “miente, miente que algo queda”.

Finalmente, ratifico que la era digital permite y permitirá verificar sin mucho esfuerzo, cualquier información entregada por quienes han hecho una costumbre ¡negar al César lo que es del César! Y les será cada vez más difícil vestirse con ropas ajenas.

 

Susana Verdugo Baraona.

 

OvalleHoy.cl