InicioultimasOpiniónAlerta de evacuación: ¿Más vale prevenir que lamentar?

Alerta de evacuación: ¿Más vale prevenir que lamentar?

Los lectores de OvalleHOY han discrepado con las opiniones del alcalde de Ovalle Claudio Rentería criticando el alerta de evacuación enviado por el Ministerio del Interior a los vecinos que viven en las riberas del río Limarí en la tarde del sábado.

La mayoría de las opiniones de los lectores del Facebook aseguran que fue acertada la decisión del gobierno porque,  atendiendo las experiencias anteriores desde el 27 F (donde no se hizo un aviso oportuno a la población) es preferible causar alarma y no lamentar la pérdida de vidas humanas.

El mensaje enviado a las 16. 50 horas del sábado  a los celulares desde la Oficina Nacional de Emergencia decía de manera lacónica: “Onemi establece evacuar el cauce del río Limarí por aumento del caudal, infórmese».

En los minutos siguientes en Gobernación del Limarí se nos confirmó que existían instrucciones desde el Ministerio del Interior de evacuar, además de los sectores ribereños, todas las poblaciones de Ovalle ubicadas bajo la cota 20. Esto es entre las calles Tangue- David Perry, hacia el río, lo que incluía toda la población Fray Jorge, Los Pimientos, Villas Ariztía, David Perri, El Portal, etc.

Esto fue gatillado como reacción a la caída de un muro suplementario instalado precariamente sobre el rebalse original del embalse Recoleta, que evacuó de manera inesperada gran cantidad de agua  hacia el río Hurtado, las que en los minutos siguientes se incorporaron en el sector de Los Peñones al río Limarí. Esta crecida hubiera podido, en efecto,  alcanzar a viviendas y personas alojadas en el lecho de ambos ríos (areneros, criadores de cabras y cerdos, personas en situación de calle, etc) con resultados lamentables .

Hasta ahí todo bien, la alerta oportuna para advertir a esas personas, y hacer las evacuaciones correspondientes en los minutos que siguieron.

Lo cuestionable en este caso, sin embargo, es que en las horas siguientes, una vez que se hubo decantado la situación y comprobado que el volumen del caudal era insuficiente para amenazar las poblaciones de la ciudad protegidas por muros de roca, no hubiera sido enviado a los teléfonos celulares un nuevo mensaje levantando la primera alerta. O que las autoridades hubieran, con la misma prontitud entregado una información responsable, anunciando el levantamiento de la alerta.

De esa manera se hubiera evitado que muchas familias de las poblaciones supuestamente amagadas, algunas en estado de pánico, en el resto del día continuaran abandonando sus hogares para albergarse en casas de familiares.

Pero en estos momentos, más que una crítica a la situación, es necesario extraer conclusiones y experiencias.

1.- Elogiar la rapidez de la reacción para enviar la alarma una vez ocurrida la emergencia.

2.- Pero al  mismo tiempo, para perfeccionar el sistema, una vez emitida esta alerta inicial, es necesario continuar entregando en los minutos y horas siguientes información actualizada a la población. Y no que esta se informe a través de las redes sociales, con la distorsión que eso tiene.

3.- Mantener en los Comité de Emergencia del Limarí personas con la suficiente experiencia en el manejo de cuencas para asesorar a las autoridades en el momento de producirse la emergencia. Por ejemplo para establecer si la cantidad de agua que llega por el río entraña algún peligro para las poblaciones de Ovalle más próximas a la ribera, o sólo para los que viven en el lecho mismo.

4.-Educar a la población para reaccionar con prontitud en casos de emergencia reales, por ejemplo rutas de evacuación, lugares de seguridad, sitios de albergues. Incluso reservando el uso de sirenas sólo para casos muy especiales.

¿Se dio cuenta que durante el temporal, aun en los momentos más críticos, no hubo sirenas del Cuerpo de Bomberos para no causar temor innecesario en la población?. La concurrencia de los voluntarios a todas las emergencia se hizo por interno a través de radio.

La zona en el pasado ha sufrido innumerables emergencias similares ( y mucho peores aún, como la de 1984) y por las características de nuestras cuencas (valles transversales con ríos y quebradas con mucha pendiente) continuarán ocurriendo en el futuro, y necesitamos perfeccionar nuestros sistemas de emergencia para reducir daños efectivos o daños colaterales.

Sin embargo en estos momentos es inoficioso continuar discutiendo si fue un error la alerta, o si en verdad esta era necesaria aunque provocara temor en la población, cumpliendo el aforismo de “mejor prevenir que lamentar”.

Necesitamos aprender, y esta fue una buena oportunidad para hacerlo. Lo grave sería que continuáramos cometiendo los mismos errores.

M.B.I.

OvalleHoy.cl