InicioOpiniónCarta al DirectorCarén y las autoridades: de la mala política a la antipolítica

Carén y las autoridades: de la mala política a la antipolítica

Señor Director:
A raíz de la intervención del lecho del río Grande —frente a Carén, durante las Fiestas Patrias— el domingo recién pasado, se movilizaron cientos de moradores de los valles interiores de la comuna de Monte Patria en dirección a la cabecera comunal. Ellos tenían por propósito protestar en contra de las autoridades que ordenaron la remoción del estuario del río. Tal intervención tuvo varias consecuencias. Una de ellas, entre otras, fue dejar a Carén durante tres días sin suministro regular de agua potable.

El hecho no pasó inadvertido para la prensa regional. La autoridad se vio obligada a balbucear algunas explicaciones. Algunas son, claramente, insatisfactorias y permiten entrever dos cosas que son preocupantes.

1. La decisión, desde el punto de vista técnico, fue irracional. De hecho, no hubo un trabajo de ingeniería, sino que simplemente aplicación de fuerza mecánica bruta al lecho del río, sin ponderar los riesgos geofísicos que implicaba. Un trabajo así difícilmente puede ser calificado como una obra de ingeniería. Es simplemente barbarismo mecanizado.

2. La decisión de intervenir el estuario del río dista de ser razonable, desde el punto de vista social, debido a que la autoridad no tuvo ninguna deferencia con la comunidad. Una conducta así ni siquiera puede ser calificada de mala política. Es algo peor que eso: es la concreción del fantasma de la antipolítica.

La antipolítica omite al “otro”, menoscaba lo público y es condescendiente con los chapuceros e infractores. La opacidad es su reino. Quienes actúan de manera antipolítica nunca asumen su responsabilidad ante la ciudadanía, porque no tienen un concepto de ética pública. Por eso, cuando cometen descalabros, éstos son de costo cero para quien los perpetra. El costo real lo “paga Moya”.

En este caso concreto, el pueblo de Carén padeció la antipolítica. En consecuencia, tuvo que pagar el costo de un desacierto que sólo se puede atribuir a la impericia o incompetencia, pero en ningún caso a la mala fe.

Una decisión que desde el punto de vista técnico fue un fiasco —y del punto de vista humano una afrenta—, amerita que la autoridad pública competente instruya los sumarios pertinentes. Pero, además, es indispensable que invite a los involucrados en el descalabro a dar un paso al costado para que no obstaculicen la realización de los sumarios.

Luis R. Oro Tapia
Elector del noveno distrito

OvalleHoy.cl