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Coquimbo, ciudad puerto: ¿Privilegiar la calidad de vida o la desaparición del casco histórico?

Hace pocos días asistió al Concejo Municipal de Coquimbo, el Presidente de la Asociación Nacional de Ciudades Puerto y Borde Costero, Omar Vera, el cual venía con la intención de “visibilizar las demandas y necesidades de las ciudades que albergan los terminales portuarios” (Semanario Tiempo, febrero 2017).

Esta situación la hemos venido planteando desde el año 2007 y después lo graficamos nuevamente en julio de 2011 en el escrito “Coquimbo se prepara para ser enlace entre América y Asia”, donde afirmábamos; “si somos una ciudad puerto, deberíamos estar preparados para enfrentar la integración del Cono Sur, con el Asia Pacifico, ya sea por el Paso fronterizo de Agua Negra o el de La Chapetona y lo ideal, ambos”.

Allí, decíamos que no había definición, planificación, ni política, de sobre cuál debe ser el desarrollo de la ciudad puerto de Coquimbo y qué rol debería jugar el municipio. Argumentábamos, antes de la licitación del puerto, que debíamos tomar la resolución de “como convivir entre lo turístico y el intercambio comercial y aceptar los cambios acordes a dicha situación, o bien la alternativa de asumir el desafío de imitar a HONG KONG o SINGAPUR, que son los mayores movilizadores de contenedores, que no pertenecen a ningún conglomerado económico ni a un Estado sino que a una “ciudad-Estado”, que lo lograron en base a un compromiso portuario conjunto y a una firme voluntad del Estado, la ciudad y de la empresa privada”.(escrito julio 2011).

Pero nada de eso fue tomado en cuenta. Ahora se habla de la ciudad puerto y esperamos que se tome en serio las declaraciones del Embajador de Chile, Viera Gallo, quien afirmo que: “Chile tiene que construir un nuevo puerto en la zona, porque el actual puerto de Coquimbo es chico. Y la construcción de un puerto moderno y bueno demora unos 3 a 4 años” (El Mercurio, 08 de enero de 2017). Esto no es ninguna novedad para nosotros debido a que se mantienen las condiciones de como enfrentar la hipotética llegada de mercaderías a un lugar que esta ahogado por el crecimiento inorgánico de la ciudad y que para poder hacer vías férreas y camineras, estaciones de transferencia, espacios para mover la carga y almacenarla, hay que rediseñar la ciudad.

Por ello, la comunidad debe tomar una decisión en base a qué calidad de vida aspira, donde se potencia la calidad de vida para el ser humano o se pone al servicio de la materia inerte. Pero estamos conscientes y concordamos con el nivel central, que ya tienen claro que este puerto no cumple los requisitos para transformarse en un puerto mayor y con ello, facilita la determinación de potenciar la calidad de vida del ser humano.

Octavio Álvarez C.

OvalleHoy.cl