Lo primero que debemos aclarar es que si bien es cierto, Cuba al igual que cientos de países en el mundo es un país soberano que puede por lo tanto, decidir quiénes pueden o no ingresar a su territorio, no es menos cierto que, los hechos que a su juicio primaron para negarle la entrada tanto a la ex Ministra como al ex Presidente de México Felipe Calderón, son en base a un pensamiento netamente político, discriminatorio y deleznable.
Tanto a Aylwin como a Calderón se les informó ya estando en el aeropuerto, uno en Chile y el otro en México, que las autoridades migratorias cubanas habían prohibido su respectivo ingreso a la isla. La primera, Mariana Aylwin, iba en representación de su familia a recibir un reconocimiento póstumo de su padre, don Patricio Aylwin, quien sería galardonado por su constante lucha a favor de la democracia, la libertad y los DD. HH. por la organización presidida por Rosa María Payá, hija de Oswaldo Payá, quien fue un opositor del régimen Castrista y que se dedicó a promover la democracia y el respeto por los derechos humanos en la isla y el segundo, el ex Presidente Calderón, que participaría de dicha ceremonia que debía efectuarse en el domicilio de la familia Payá, pues el Gobierno Cubano no habría autorizado la realización de este acto en ningún lugar, palabras que fueron emitidas por el propio Secretario General de la OEA, don Luis Almagro quien dijo lo siguiente: “Sabía que el acto iba a tener que hacerse en la casa Payá porque no les habían autorizado ningún lugar para hacerlo…”.
Y es aquí donde me pongo a pensar ¿no se supone que Cuba es el país de las libertades?, ¿dónde queda la libertad de reunirse pacíficamente?, al parecer eso solamente queda plasmado en el papel; porque a la hora de querer actuar, no se puede hacer nada.
Cómo será lo cegados que están algunos sectores (gracias al cielo son minoritarios), que se han dedicado a criticar nuestra Carta Magna, sólo por el hecho de estar encandilados por el odio, el resentimiento y la animadversión de casi todo lo que los rodea, no se dan el tiempo, o más bien no quieren reconocer, sólo porque fue realizada en un momento en la historia que quisieran borrar en vez de que ambas partes aprendieran de aquella instancia y se sacaran lecciones de vida para que no se cometan los mismos errores que es una muy buena legislación, a tal punto que se nos garantiza constitucionalmente dentro de los Derechos y Deberes Constitucionales en el número 13 del artículo 19: “el derecho a reunirse pacíficamente sin permiso previo y sin armas…”.
Pero bueno, esa es la llamada tierra de la libertad, el paraíso como lo han tildado algunos de nuestros honorables Diputados, sobre todos aquellos pertenecientes a la denominada “bancada estudiantil”.
Dentro de las situaciones lamentables que podemos desprender de ésta situación es también por una parte la reacción de algunos políticos de nuestro país y el silencio de otros. Por una parte tenemos a honorables hablando de la ex Ministra con una liviandad abismante al decir que ella quiso por su propia voluntad provocar al Gobierno cubano, siendo que ésta se dirigía a recibir un premio, un reconocimiento que le era otorgado al ex Presidente Patricio Aylwin, su padre y no asistía ni por un viaje de placer, ni por querer juntarse con Rosa María Payá a tomar “tecito”, por lo que achacarle que ella lo hizo primero para provocar al Gobierno cubano y además sumarle que lo realizó con la intención de generar conflictos en la relación del Gobierno con el PC, es de una vasta imaginación; imaginación que sería muy buena usar al momento de presentar proyectos de ley, de debatirlos en el Congreso, etc. más que para estar hablando poco menos de maquinaciones por parte de la ex Ministra para provocar a unos y enemistar a otros.
Así como tenemos este tipo de comentarios desafortunados también tenemos otros que al parecer el “ratón les comió la lengua” porqué nada han dicho de esta situación, ninguna opinión han esbozado respecto a dicha situación, como es el candidato Alejandro Guillier, pues tanto los ex Presidentes Lagos y Piñera se han referido a dicho episodio, el Senador Guillier, brilla pero por su ausencia, al parecer sí se quiere tomar en serio, eso de seguir el programa de la señora Bachelet, quiere continuar con no estar cuando se le es requerido.
Susana Verdugo Baraona.
