En el IV Encuentro Internacional “Chile Hacia el Desarrollo” (Octubre 2013), destacados economistas internacionales destacaron la posición de la economía chilena, en medio de la inestabilidad de los principales mercados mundiales, como Estados Unidos, Europa y Asia.
En este evento, el profesor Kotlikoff, sostuvo que «a través de cuatro años, Chile desarrolló un progreso importante y positivas políticas públicas» y agregó que «independientemente del color político, las políticas públicas se implementaron con mucho análisis y es importante que se pudieran mantener»; en tanto, el profesor Barry Eichengreen, destacó la institucionalidad en torno a la política fiscal chilena, como los comités del PIB y Cobre de largo plazo y profesor Nouriel Roubini, sostuvo que «el éxito de la economía chilena se debía a su alto crecimiento, baja inflación y su política fiscal y que respecto a Latinoamérica, el desarrollo de Chile era mayor”.
Por su parte, el Premio Nobel de Economía 2003, Robert Engle, destacó que “a través de las últimas dos décadas hemos visto dos cambios: primero crecimiento en el mundo emergente y segundo, inestabilidad en el sector financiero, que se ha canalizado a través de la crisis financiera y la crisis en Europa. Cuando vemos a Chile nos fijamos en que tiene un buen sistema financiero».
A un año, de estas declaraciones y a siete meses de instalado el gobierno, que a través de la reforma tributaria aprobada pretende obtener mayores recursos para financiar en cumplimiento de sus promesas en educación, salud, seguridad, etc., observamos que las noticias se centran en el fuerte impacto que según la Sofofa, dicha reforma producirá en los balances de las empresas; la estimación del FMI de crecimiento para Chile de un 2% para el año 2014, en lugar del 3,6% estimado en abril pasado; caída del empleo, preocupación de los sostenedores de los colegios particulares subvencionados en relación al copago; la falta de normas fiscalizadoras efectivas para el uso de los recursos públicos; paralización de proyectos mineros, energéticos etc.,
Sin lugar a dudas, todos estas dificultades, dejan de manifiesto que el avance y el reconocimiento logrado por el gobierno anterior, que cimentó las bases para seguir creciendo, se está destruyendo debido a la decisión de “pasar la aplanadora” sobre cualquier iniciativa que no sea de su origen, sin considerar que los escombros que esta conducta deja al transitar, impiden avanzar hacia el progreso, por lo que no es raro escuchar a economistas del mismo sector gobernante, que difieren del actual programa económico, ya que está demostrado que lo único válido para obtener el progreso pleno, es la destrucción de las murallas físicas e ideológicas que impiden el sumar fuerzas en pos del beneficio común, tal como ocurrió con el tristemente célebre Muro de Berlín.
Susana Verdugo Baraona *
*La autora es médico pediatra y ex Gobernadora de Limarí.
