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EDITORIAL: Error No Forzado

Una de las máximas de la comunicación estratégica es no crearse conflictos gratuitamente y menos apagar el fuego con bencina.

Los errores no forzados, jerga tenística que señala que esos fallos son aquellos en que el jugador pudo haber evitado dejar la pelota en la red o  fuera de la cancha. Y son precisamente un error no forzado las declaraciones del Gobernador Darío Molina que han desatado una polémica en la que diversos actores ya han tomado acción o palco (según corresponda) y tiene a todo el mundo político del Limarí mirando de reojo a la representación gubernamental de calle Socos 154.

Y es que un tema de funcionamiento interno, que suele ser manejado con reserva, como es la situación de funcionarios que provienen de administraciones anteriores, se tomó la agenda noticiosa.

Una de las máximas de la comunicación estratégica es no crearse conflictos gratuitamente y menos, apagar el fuego con bencina. Y es que las declaraciones a un matutino local produjeron un efecto contrario al que parece haber pretendido la autoridad provincial.

No se desconoce la prerrogativa de la autoridad de elegir con quienes trabajar, pero eso debe hacerse según las posibilidades y en el respeto de los derechos de esos trabajadores.

No es primera vez que un funcionario que ocupa un puesto de confianza se pretende quedar, sobre todo ahora que la Corte Suprema ha reconocido derechos a los trabajadores del Estado, dicho sea de paso, el peor empleador en Chile. Una militante del mismo partido del Gobernador, cuando entraba Michelle Bachelet a su segundo mandato, se mantuvo en su cargo hasta el 31 de diciembre de 2014. Y también pretendía se le pagara lo que correspondía si querían cesarla.

Por otra parte, así como es entendible que una autoridad quiera trabajar con gente de su confianza alrededor, también debería ser entendible la necesidad de esos trabajadores que ya no se sienten imprescindibles de conservar el trabajo que les permita mantener a sus familias mientras busca una alternativa laboral. A nadie le gusta estar en un lugar en el que no se sienta a gusto, o se desconfíe de su competencia o lealtad profesional.

Preocupante es el trasfondo de las palabras del Gobernador. Entre líneas, se deja ver que, primero, está convencido (o lo convencieron) que esos cargos son la base del funcionamiento de la Gobernación Provincial del Limarí. Craso error. En quienes debe depositar su confianza son los funcionarios de planta. Esos que están allí, que hacen un trabajo espectacular y comprometido, tanto así que durante muchos años, esa repartición gubernamental obtuvo las mejores calificaciones en cumplimientos de metas, no importando el color político de la autoridad de turno. La razón: esos profesionales y funcionarios están comprometidos con su tarea, el verdadero Servicio Público y con el Territorio Limarino

Segundo, no está siendo realista, pues debe asumir que no podrá contar con dichos cargos hasta 2019. Los derechos de esos trabajadores deben ser respetados, más aún si quien debe respetarlos es el representante en el territorio del Presidente de la República. Hágase una razón y asúmalo.
Tercero, está perdiendo tiempo pues debe organizar e implementar las políticas del Gobierno del Presidente Sebastián Piñera. Sus deberes son la Administración del Territorio y la Seguridad Pública.

Si se queda lamentando en que no puede contar con esos puestos de confianza, qué significa aquello ¿Que no podrá solucionar nada este año? ¿Qué les dirá a los agricultores? ¿A los habitantes del Limarí? ¿A los regantes? ¿A los municipios, a las organizaciones sociales?

La primera autoridad provincial necesita trabajar por el bien del Limarí. Estudiar la cartera de proyectos que deberá enfrentar y priorizar en conjunto con los municipios; Recopilar antecedentes acerca de los problemas medioambientales en Pejerreyes, en Nueva Aurora, en El Talhuén; Comprometerse con el futuro del proyecto de pavimentación del camino entre Combarbalá y Punitaqui, una necesidad sentida en la interconexión vial de la provincia; Acercarse a la situación que se debe enfrentar por dotar del equipo humano necesario para el buen funcionamiento del nuevo hospital de Ovalle; Apoyar a los pequeños agricultores en Monte Patria y visualizar nuevas estrategias público privadas para potenciar el turismo de especialidades en Río Hurtado.

Esas son las gestiones por las cuales le someteremos a evaluación en el Limarí. Porque, como decía Santa Teresa, “hay que arar con los bueyes que nos han tocado”, es decir, poner las manos al arado y mirar hacia delante.

El Director

OvalleHoy.cl