El viernes 4 recién pasado entró en vigencia el Acuerdo de Cambio Climático suscrito en Paris el año 2015. En aquella ocasión 195 países firmantes concluyeron que…” el cambio climático es un problema de toda la humanidad…”
Que “…tiene por objeto reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, en el contexto del desarrollo sostenible…”
Y que era necesario…” garantizar la integridad de todos los ecosistemas, incluidos los océanos, y la protección de la biodiversidad…”,… al adoptar medidas para hacer frente al cambio climático”.
O sea, todas las partes reconocen que el sobrecalentamiento global denunciado por la comunidad científica es, HOY, una realidad. No hay otra mirada.
Por lo tanto acordaba:
• “Mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2ºC… reconociendo que con ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático”.
Para cumplir con la meta es indispensable rebajar la concentración de Gases Efecto Invernadero (GEI). Una de las medidas que cae por su peso y que a la vez constituye la mayor preocupación de la industria, es que el crecimiento no podrá seguir sustentándose en la explotación indiscriminada de recursos naturales como yacimientos mineros, tala de bosques o sobre explotación de recursos marinos. Junto con ello, el acuerdo llama a evitar el uso de energía producto de la quema de combustibles fósiles (petróleo, carbón) dado su alto poder contaminante. Estas medidas afectan enormemente los intereses económicos de las grandes potencias por lo que siempre se resistieron a reconocer este fenómeno.
Sin embargo, ha quedado demostrado que el aumento de la temperatura ha alterado el ciclo de agua y el ciclo del carbono provocando sequías, ondas de calor, como la que sufre Chile en estos precisos momentos, y aumentado la desertificación entre otras evidencias irrefutables. Chile, de acuerdo a los últimos informes, estaría dentro de los 8 países más sensibles a este fenómeno y a su interior, la región de Coquimbo sería la más afectada.
Frente a esta amenazante realidad, que nos afecta tan directamente, no podemos seguir con actitud pasiva, incrédula y despectiva porque los efectos descritos son difíciles de mitigar a menos que TODOS hagamos nuestra parte. Y esto es lo más preocupante. No tenemos cultura ecológica. Es más, hay personas que, pese a la enorme cantidad de evidencias que se conocen día a día, no creen en este fenómeno y por lo tanto, no cambian sus hábitos La falta de conciencia de la población en lo que respecta a los GEI, su influencia en el calentamiento global y en el posterior cambio climático es realmente alarmante. Sobre todo porque actuamos como observadores lejanos y no como los causantes directos del desastre natural. Los chilenos emitimos alrededor de 8 ton/GEI/ persona/año. Para evitar que la temperatura suba, con fatales consecuencias, debemos bajar las emisiones a 2 ton/persona/año.
Conocedores de esta falta de conciencia colectiva, en la misma reunión de Paris, se insta a que “Las Partes deberán cooperar en la adopción de las medidas que correspondan para mejorar la educación, la formación, la sensibilización y participación del público y el acceso público a la información sobre el cambio climático, teniendo presente la importancia de estas medidas para mejorar la acción en el marco del presente Acuerdo”
Coherente con lo anterior y con la ratificación de Chile al Acuerdo de París, el estado chileno, las autoridades regionales y los municipios locales deben dar una señal pública de que han tomado nota de ello y enseguida, dar inicio lo más pronto posible a programas de formación y de cultura ecológica. A ponerse metas como ciudad, planificar cursos, formar monitores, detectar fuentes de contaminación y establecer sanciones para quienes trasgredan las normas establecidas.
Por lo pronto, ¿Sabe dónde se produce la mayor concentración de calor? En su casa, ahí los GEI están concentrados 10 veces más de lo que están afuera. La luz de las ampolletas comunes y corrientes tiene un 95% de calor y solo 5% de luminosidad. Usted deja enchufados televisores, computadores, microondas y calefactores. Deja luces encendidas, se ducha con agua caliente por un lapso mayor a lo que corresponde. Quema basura y enciende chimeneas con madera húmeda, entre otras prácticas contaminantes. Urge corregir estas conductas.
Hagamos conciencia. La tarea es muy difícil porque la ignorancia, en este caso, es aliada de quienes quieren crecer a cualquier costo sin respetar el concepto de DESARROLLO HUMANO SUSTENTABLE Protejamos el planeta, plantemos un árbol, cuidemos el agua, reciclemos la basura, de lo contrario nuestros nietos no nos perdonaran jamás.
Héctor Alfaro Jeraldo