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La Gorda se cayó al hoyo de la calle Arauco

La Gorda, mi esposa, el otro día llegó indignada a la casa porque cayó a un hoyo que hay en la acera de calle Arauco. Tenía las rodillas peladas,  las medias nuevas hecha una miseria y una rabia que ni les cuento.

Y sin decir agua va, no más entrar las emprendió conmigo:

–    ¡Cómo que qué me pasó? … Que me caí al hoyo de calle Arauco poh!

No quise decirle que como se le había ocurrido pasar por ahí cuando ella misma la semana pasada me advirtió que no anduviera por ese lugar porque era muy peligroso, en especial durante las noches: solo y mal iluminado.

Se refiere al tramo de calle Arauco que está entre la calle Tangue y Yungay, por la parte posterior al Colegio Santa María, que comunica con la población Pacífico.

–    Y tú no has dicho nada en el diario del peligro de ese hoyo.. – sigue reclamando mientras sube la escala hacia el dormitorio. Pero yo creo que más que los rasmillones y las medias rotas, siente el orgullo lastimado.

Ayer fui a ver el lugar y, en efecto, a algo así de veinte metros de calle Tangue, una tapa de cámara está rota dejando un profundo socavón, lleno de basura.. en medio de la acera.

–    Hace como un mes un camión se subió a la vereda y la rompió, y no ha venido nadie a arreglarla. Está muy peligroso. Ayer nomás se cayó una señora y se sacó la mugre – me dice un vecino del sector que baja de su automóvil.

–    ¡Para qué le cuento en las noches! – agrega mientras se aleja.

Cuando camino por Arauco una cuadra más arriba, un comerciante de entre Tangue e Independencia, sale a la puerta para atajarme y advertirme de otro sitio de riesgo en el sector.

El antiguo y deteriorado entablado de la parte superior del frontis de un edificio ha terminado de ceder, tal vez con las últimas lluvias y el viento, yendo a parar a la vereda. Alguien las ha arrimado ordenadas al muro, pero arriba hay otro tanto que acecha a los peatones.

–    En cualquier momento se va a terminar de caer el resto sobre una persona … Ahí tiene una noticia para que la ponga en su diario.  No tenemos que esperar que pase algo para hacer algo – me dice el comerciante antes de regresar a su negocio.

Y tiene razón. Como estas hay decenas de “trampitas” que aguardan a los peatones en el centro de la ciudad y que necesitan que se les preste atención. Muros a punto de caer sobre las aceras, tablas que se desprenden en lo alto de los frontis, cámaras sin cubierta, pastelones de veredas levantadas que amenazan a los adultos mayores que no ven, ramas de antiguos árboles que han crecido hacia la acera, señales de tránsito muy bajas en las que transeúntes pajarones se abren la cabeza cuando no los ven. En fin, es sólo cosa de caminar y descubrirlas por todas partes.

Y en una de estas trampas (como en el programa del tío Emilio), cayó mi esposa.

Ahora, mientras camino hacia el centro,  pienso que voy a tener que ir a uno de esos locales chinos de calle Benavente para comprarle un par de medias a la Gorda, para reponer las rotas. Creo haber visto una oferta de 3 x  2 lucas. ¿O era 3 x el precio de 2?

Lo que sea. Quedaría como rey al regreso a casa:

–    Gorda, mira las medias que te compré… Son auténticas importadas.

Mario Banic Illanes.
Escritor

23 - 08- 15 hoyo arauco
La trampa acechando a desprevenidos transeúntes en calle Arauco
23 - 08- 15 tablas arauco
Las tablas que caen sobre la acera con riesgo para los peatones.
OvalleHoy.cl