Señor Director:
El discurso de los derechos humanos es típicamente liberal. Fue elaborado por las potencias occidentales, especialmente por los Estados Unidos, durante la Guerra Fría. Él, originalmente, era un arma ideológica que tenía por propósito desacreditar moralmente a los regímenes de izquierda en todo el mundo y, en su etapa final, también a los regímenes de derecha de corte fascista.
Paradójicamente, hoy en Chile, tanto la izquierda como la derecha han tratado de apropiarse del discurso de los derechos humanos. La primera con un éxito indiscutible, no así la segunda. Sí, la misma izquierda que durante décadas fue pro soviética. Esa izquierda que en 1992 se las jugó para dar cobijo en Chile a Erich Honecker. Éste es uno de los dictadores más infames, junto a Augusto Pinochet, del último tercio del siglo veinte.
Pinochet y Honecker son responsables de la muerte de decenas de personas y, como se recordará, ambos fallecieron sin saldar del todo sus cuentas con las justicia. Quizás lo más importante (para el presente) es que ellos fueron protegidos por políticos chilenos, a sabiendas que, tanto el uno como el otro, habían violado los derechos humanos.
Por eso, me parece que la adhesión a los derechos humanos, por parte de cierta izquierda y de cierta derecha, es impostada y oportunista. Síntoma inequívoco de ello es la ambigüedad que ambas tienen frente al asunto de la libertad de expresión.
Luis R. Oro Tapia
Carén, comuna de Monte Patria
