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Lo de Venezuela no es una elección

Lo que podría haber sido una verdadera fiesta democrática, como ocurre en numerosos países, en Venezuela, se ha convertido en un verdadero fiasco, pues no ha hecho más que consolidad una tiranía, un absolutismo, una opresión, una intolerancia, un despotismo gravísimo.

Muchos ésta semana discutían y se preguntaban si la “consulta” que se celebró el día domingo 20 de mayo en Venezuela para escoger al Presidente de la República y a los consejos legislativos estatales constituían o no una elección y la respuesta categórica a esa pregunta es NO, pues si bien es cierto una elección según la RAE (Diccionario de la Real Academia Española) hoy llamado también DEL (Diccionario de la Lengua Española) define elección como: “designación, que regularmente se hace por votos, para algún cargo, comisión, etc.” y “libertad para obrar”; es aquí precisamente en donde topamos, puesto que desde el punto de vista ontológico la elección se asocia al concepto de democracia, lo cual implica necesariamente que el elector realmente “opte de forma libre entre ofertas políticas diferentes, al amparo de normas jurídicas efectivas que garanticen el derecho electoral y sus derechos políticos.”

Y francamente el proceso venezolano, incumple por completo la cita anteriormente dicha y además éste violó de manera sistemática los principios del derecho electoral, pues no garantizó la independencia, la legalidad, la trasparencia, la confiabilidad, la publicidad y la libertad de elegir y es más vulneró gravemente los principales estándares de elecciones auténticas, pues nos encontrábamos frente a un proceso totalmente viciado, en el cual como mencioné anteriormente se incumplieron todos los estándares mínimos necesarios para poder aprobar, ponderar o simplemente decir que ésta fue una elección democrática.

Frente a ésta triste realidad, podemos decir que se deslegitimaron las elecciones en Venezuela, debido a las condiciones de libertad y confiabilidad propias de un proceso electoral totalmente viciado, pues la misma OEA (Organización de Estados Americanos), la Unión Europa y números Gobiernos de nuestra región, entre ellos el nuestro, no reconocen el resultado de ésta “elección” fraudulenta, que obtuvo un resultado más que previsible y que se llevó a cabo sin las más mínimas garantías democráticas para los opositores. Era previsible que tras éste hecho no cambiaría nada y que Maduro y su Asamblea Constituyente seguirían apernados y adelante con su decisión ideológica de transitar al socialismo y “construir” la revolución prometida por Hugo Chávez, que más que construcción es una verdadera destrucción a lo que está llevando a ese hermoso y ex fructífero país.

Pues los costos sociales, económicos, la crisis humanitaria profunda que vive Venezuela y que desgraciadamente se ha mantenido desde hace varios años y que probablemente seguirá vigente con la continuación de éste régimen, no lo podemos considerar como un simple daño colateral o como un problema menor para el régimen, pues la muerte de más de 200 personas, la disolución de la Asamblea Nacional (que era un órgano democrático que contaba con una mayoría opositora que Maduro y sus secuaces consideraban molestos y prescindibles).

Esto de permanecer en el poder, de conservar los resortes de la administración creada por el chavismo sin ceder espacios a una oposición que no reconocen y el “alimentar” cada cierto tiempo las noticias con ritualidades electorales que a decir verdad, no responden a una genuina elección como lo expresé con anterioridad, pues no hay una competencia electoral real, no existe ningún tipo de garantías de transparencia y se han violentado todas las fases ejecutadas, tanto la convocatoria, los impedimentos a la inscripción, la actualización del registro electoral tanto dentro como fuera de las fronteras venezolanas, la construcción de circunscripciones electorales, la campaña propiamente tal, en donde Maduro usó los recursos públicos a discrecionalidad a pesar de existir la prohibición constitucional de hacerlo y sobre todo y lo más grave en las mismas “elecciones” realizadas el domingo 20 de mayo.

Lo que podría haber sido una verdadera fiesta democrática, como ocurre en numerosos países, en Venezuela, se ha convertido en un verdadero fiasco, pues no ha hecho más que consolidad una tiranía, un absolutismo, una opresión, una intolerancia, un despotismo gravísimo, en donde se ocupan medidas políticas de coacción y coerción a través por ejemplo del Carnet de la Patria y del CLAP que es un mecanismo estatal de distribución de alimentos.

Venezuela está en una profunda crisis no sólo a nivel político sino también social, económico, humanitario y de salud y precisamente en éste último punto quiero detenerme, ha llegado a tanto el mal estado de la salud de los venezolanos que lamentablemente según informes de Cáritas, el año 2017 fallecieron entre 5 y 6 niños a la semana por falta de alimentación y un tercio de la población infantil tendría retardo en el crecimiento, (aunque la desnutrición afecta a más de la mitad de la población), llegando a calcular ésta organización que podrían llegar a morir más de 280 mil niños, sólo a causa de la desnutrición, lo que es aberrante y lo que es indignante es que frente a ésta situación Maduro además de desconocer ésta crisis diga que los “niños se mueren de hambre a propósito para justificar una intervención extranjera”; francamente ésta frase no merece mayor análisis por que nos encontramos frente a una persona de la cual podríamos cuestionar inclusive su calidad humana.

Además de la situación antes dicha, en Venezuela reaparecieron algunas enfermedades y muertes asociadas a ellas, como son el sarampión, la difteria y la malaria, que han crecido exponencialmente debido a que muchos niños no reciben las vacunas necesarias y sumado al estado de desnutrición hacen que estén más expuesto, lo que genera una verdadera amputación a una generación de venezolanos. Todo lo cual se respalda por datos del Informe Alternativo elaborado de manera conjunta por el Observatorio Venezolano de la Salud (OVS) y la Fundación Bengoa para la Alimentación y Nutrición.

Basta ya de tantos abusos, de tanta miseria, de tanta ambición de querer perpetuarse en el Poder a costo de miles de vidas de inocentes, estas no fueron elecciones democráticas, sino fraudulentas, que sólo hacen que se perpetúe la tiranía y la opresión, ¡que viva la libertad! y que ¡viva Venezuela libre!.

Susana Verdugo Baraona

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