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¿Mañosos o servidores públicos?, that is the question

Érase una vez en un muy lejano país, funcionarios de cierta institución habrían realizado un grotesco fraude de algo como 10.000 millones de pesos. El robo (porque eso es) lo venían perpetrando desde 2011 más o menos. Y, fíjese usted, que nadie, durante largos años, se dio cuenta.

Se agrega que eran “… montos remanentes…”. Una especie de “raspado de la olla” según el decir del compañero Moreira. Especie de monedas sobrantes, sencillo del cual uno fácilmente se deshace… Pero este humilde remanente se transformó en diez mil millones de pesos. Y posiblemente aumente en los próximos días. Ya verá usted.

Para colmo de los colmos, en el grupo delictual favorecido figuraba un civil que sin pertenecer a la entidad de marras recibió de sueldo no pocos milloncitos. Apenas 400 millones de pesos.

¿Tendrían alguna necesidad económica estos mañosos o servidores públicos…?, me pregunto a cada rato.

No logro imaginarlo, juzgue usted:

Uno de ellos que participaba en la repartija millonaria había sido desvinculado de esta institución. Recibió 80 millones de indemnización y una jubilación mensual de 2,9 millones de pesos. Sí, tal como lee, casi tres millones mensuales. ¿Qué le parece?

¿Y las jubilaciones del resto? Mucho menos del 10 por ciento del afortunado anterior. Esto me trae el recuerdo de La Granja De Los Animales de George Orwell: Su séptimo mandamiento decía que todos eran iguales pero algunos eran más iguales que otros.

Lo peor es que tales supuestos malandrines pertenecerían a una entidad policíaca. Afortunadamente esto no sucede en nuestro país pues hemos sido testigos que algunos, incluso, rechazan categóricamente intentos de sobornos. Singular ejemplo para sus superiores  “emprendedores”. Menudo emprendimiento pero con el dinero ajeno o del fisco.

Qué incomodidad resultaría si a estos guardianes de la ley, el orden… (sic) fueran encomendados a perseguir a uno de sus propios colegas. Me imagino un diálogo parecido a esto:

“Estás bajo arresto por mañoso!”

“Si me arrestas, te acuso! Tú también te llevaste casi mil millones …”

O, lo que sería peor, si tuvieran que perseguir a un simple ladrón de gallinas. Aquí el diálogo podría ser así:

“Alto, ladrón de gallinas. Te ordeno devolver en forma inmediata esa castellana de cogote pelao!”

“Y bosnia, respondió el afligido perseguido que ya se imaginaba una rica cazuela. Ustedes son los mañosos.

“Alto o disparo! Devuelve la gallina, te digo”.

¡Y por qué no devuelven ustedes primero los diez mil millones…”, contestó el mañoso con empleo único.

Insolente, qué te has creído… reaccionaron “verdes” de rabia los perseguidores con doble empleo.

“Nosotros no somos mañosos, nada hemos robado, lo que pasa es que nos hicieron un “depósito involuntario” (al más puro estilo de cierta senadora) en nuestras cuentas bancarias.

Y uno al que se le había caído la gorra en tal dialogante persecución, agregó:

“¿Cómo se te ocurre pensar que somos mañosos. Hemos recibido una formación axiológica de primera…”

“Salta pa´llá”, aonde la viste…” alcanzó a proferir el aficionado a las ricas cazuelas de ave antes de ser esposado.

Entérese usted, amable lector, que los tribunales tienen “clarito” que el robo del plumífero en cuestión significa nada menos que cinco años y un día.

¿Cuánto cree usted que recibirán como castigo los que se robaron más de 10 mil millones de pesos? Cero castigo. Se birlaron algo así como 40.000 sueldos mínimos y, según una alta autoridad, ya no habría responsabilidad administrativa y perfectamente estaríamos hablando de prescripción. Muy bonito!

Seguramente alegarán inocencia por su honra y prestigio afectados. Difamación, según ellos. La ley está a su favor. Por eso propongo que cada región ponga 1 peso como indemnización por sus honras ofendidas al igual que lo que ocurrió al final del juicio en la novela QB VII del escritor León Uris.

Esa es la ley y hay que respetarla como argumentan los defensores del proyecto Dominga.

Saben que el proyecto hará trizas el medio ambiente pero para ellos la ley es intocable y casi sagrada.

La verdad es que tienen razón. La ley es muy sabia. Por ejemplo, la ley es tan sabia que permite que el rico o el pobre pueda dormir debajo de los puentes. ¿O no?

Y mientras tanto, ¿qué hacen nuestros legisladores para intentar cambiar aquellas leyes que prácticamente otorgan impunidad a todos estos mañosos?

¿Y usted, qué opina?

Se lo pregunto porque conozco personas que defienden a estos malhechores. Algunos creen que no es tan grave.

Otros dicen que se trata de sólo un pequeño grupo no representativo. ¿Es necesario que todos los funcionarios de esa institución participen en este robo para que sea negativo?

Otra defensa dice que en cualquier otro grupo humano o institución podría pasar lo mismo.

Con esto me cuesta imaginar, por ejemplo, al gremio de los profesores incurriendo en este tipo de fechorías. Como aquí no existen los remanentes de aquella institución, la noticia denunciando el hecho sería así:

“ Asociación ilícita de docentes se apropia de 1 caja de lápices de 6 colores, 3 gomas, 1 sacapuntas y 1 cartulina celeste. Varios de ellos han depositado parte del robo en paraísos fiscales como lo hace un expresidente para evadir tributos …”

Pero he allí una gran diferencia con los otros mañosos en comento, aparte de la diferencia en lo moral. No habrá impunidad y, además, como castigo ejemplar, se les jubilará, después de más de 30 años de trabajo, en forma inmediata para que sobrevivan con 200 lucas mensuales.

Para terminar deberíamos reconocer que Garay y Chang son unas blancas palomas comparados con estos mañosos porque aquellos estafaron a unos pocos tontos que creyeron en su cuento mientras que estos mañosos o servidores públicos… habrían robado (y, obviamente, una cantidad mayor) a un país entero.

Para su reflexión: ¿Creía usted que la mafia no existía?

IVAN ANTICEVIC B
Profesor

OvalleHoy.cl