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Me tienen chato con Penta, con Caval, y con esto otro … ¡hasta cuando!

Es la reacción que experimentan cientos, miles de personas que cada vez que ven anunciada alguna de estas informaciones en el noticiero, ¡bendito control remoto! cambian de inmediato al canal vecino.

Leo una novela de Andra Camilleri, en la que el protagonista , el célebre comisario Salvo Montalbano conversa con un periodista amigo sobre el homicidio de un reputado político, y la escandalera que se ha armado en torno al tema en la prensa local y nacional.

El periodista le explica al policía que si tú quieres echarle tierra a un escándalo, en lugar de procurar silenciarlo a través de la censura, lo que se debe hacer es entregarlo a la atención de los medios. ”Si tú quieres que un escándalo se olvide rápidamente, no tienes más que hablar todo lo que puedas de él  en la radio y en la televisión. Venga y venga, dale que te pego; al poco tiempo la gente empieza a cansarse: “¡Pero bueno, ya está bien! ¿Por qué no lo dejan de una vez?”. En cuestión de quince días el efecto saturación hace que ya nadie quiera oír hablar del escándalo”, explica el periodista.

Y agrega:
“Sí, por el contrario, lo envuelves todo en el silencio, este empieza a hablar, multiplica las voces incontroladas que no paran de crecer”, difundiendo los más disparatados rumores en torno al tema y al personaje.

Es lo que está ocurriendo con los temas que ocupan la pauta de los medios nacionales en la actualidad. Cada vez que aparece uno de ellos en la televisión, la Gorda, mi esposa, me ordena:

“¿Puedes cambiar eso, por favor? ¡Me tienen chata con eso, todos los días, todos los santos días lo mismo!…”

Veamos el ejemplo contrario. El del humorista León Murillo en la noche del miércoles en el Festival de Viña del Mar, que de no mediar la “censura” de Chilevisión, que cortó la cámara que lo enfocaba al momento de hacer un gesto vulgar, su actuación hubiera pasado más-menos, inadvertida;  tal vez comentada por algunos con simpatía. O criticada por otros por su vulgaridad. Y luego, a otra cosa mariposa, y vamos al siguiente contador de chistes.

En cambio hoy toda la prensa nacional habla de la “censura” que fue objeto  la actuación del barbón humorista, en tanto los programas de farándula festinan con sesudas opiniones con el tema de la censura, y hasta un concejal de Viña del Mar aparece hablando con preocupación de los contenidos que muestra la trasmisión televisiva.

O, lo que es peor, los inocentes desenchufados, como La Gorda, que hoy al almuerzo, me ha preguntado delante de las niñas:

“¿ Y qué tanto hablan de la “mirada del cocodrilo”… ¿ que es eso, ah?.

Si CHV no lo hubiera censurado yo no me las hubiera tenido que pasar por explicárselo con peritas y manzanas. Hoy la Gorda no me habla.

Y no sirve de nada que yo le diga:

“¡Pero si tu me preguntaste! ¿Para qué preguntaste entonces, ah?”

Mario Banic Illanes
Escritor

OvalleHoy.cl