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No quiero olvidar

Se ve difícil el futuro para el querido Deportes Ovalle. La falsa y repetida promesa de las Sociedades Anónimas se ríe a carcajadas en nuestra cara. La desidia de los dueños y la inexistente conexión con los colores tiene al club de nuestra ciudad en su peor momento. Y claro, nosotros los ovallinos, buena parte de responsabilidad tenemos, lo dejamos ir.

Las tardes de fin de semana en el Municipal de Avenida La Chimba se ven lejanas. Se desvanecen en los recuerdos borrosos. Recuerdos alegres y tristes, recuerdos de ilusión de niñez. Empolvados sueños de futbol.

Eso no puede ser. Me niego olvidar la liguilla de tercera división del 93 ¡Qué equipo! 8 mil personas repletaron nuestro estadio en las tres jornadas donde se respiró siempre fiesta. Era mi primera vez viendo a Ovalle, y ese equipo generó una de las celebraciones más grandes que vi en la ciudad. Las subidas por la derecha del Carlato Venegas; los tiros libres de José Miguel Álvarez; las voladas de Rodolfo Soto; el talento de Liminha González y Jorquera; los carrerones de Óscar Álvarez y Juan Luis Cerón. Dirigidos por Gustavo Huerta logramos ganarle a Frutilinares, Talagante y Curicó Unido. El ascenso en el Municipal fue un carnaval. Una de esas experiencias que si las vives cuando niño, te cambian la forma de ver la vida.

Quiero seguir recordando la irrupción de Paolo Vivar, los goles del Charro Bustos, las picardía del Loco Rodríguez, la jerarquía de José Luis Villanueva, la técnica y calidad de Edwin González, los tiros libres del Romario Maturana, la claridad de Juan Aliaga, el empuje de Mario Villanueva, Adelio Salinas, Ceferino Villagra, Pablo Vergnano y tantos otros….

No quiero que se me olvide la vuelta a casa del gran Eduardo Mocho Gómez, toda la categoría de nuestro ídolo máximo, y la dupla de hierro forjada con Danilo Chacón. La Copa Chile del 2008, los penales parados por Lemus, la pachorra de Gaete, los cambios de frente del Chino Canales, el empuje de Cuellar, y el partido de leyenda contra Colo Colo. La peregrinación a Coquimbo de toda la ciudad para la final.

No quiero que eso se me olvide nunca, y quiero vivir más cosas así con el equipo de mi ciudad. Con el corazón teñido del color más lindo de todos: el verde.

Recuerdo viene del latín Re-cordis, que significa volver a pasar por el corazón. El corazón de una ciudad futbolera que quiere tener un equipo que los represente, que los haga vibrar como tantas veces. ¡Es el equipo de nuestra ciudad y se está desvaneciendo! Ya es hora que los ovallinos hagamos algo. En honor a esos recuerdos, a esas penas y alegrías que nos dio el fútbol pintado de verde y de Limarí. Este juego inexplicable que nos junta y hace abrazarnos con nuestros amigos de toda la vida, y nos provoca que las tripas se muevan, la sangre queme y el corazón arda.

Ignacio González Mas
Periodista

OvalleHoy.cl