Cuando hablamos de Palomas, no nos referimos a las aves del orden de las columbiformes que son la atracción de los pequeños en la Plaza de Armas de la capital provincial. No. Estamos hablando de las piezas publicitarias que las empresas utilizan y que se han transformado en una plaga visual que contamina la Perla del Limarí.
Hace unos ocho años y en vísperas de un proceso eleccionario, sostuvimos una conversación con un grupo de personas, acerca del deplorable estado de la imagen que proyectaba la Plaza de Armas de Ovalle, pues en todos sus rincones y por sus cuatro costados, las «palomas publicitarias» de una infinidad de «candidatos a», plagaban el principal paseo público de la ciudad.
En dicha oportunidad, solicité a la entonces autoridad comunal prohibir, a través de una ordenanza municipal, este tipo de proselitismo en la ‘Plaza Más Linda de Chile’, como decimos orgullosamente los ovallinos para referirnos a nuestra ágora.
Luego, una disposición del Servicio Electoral autorizaría solo un costado para ser utilizado con estos fines, pero que con una disposición del municipio, como lo hace La Serena (para no irnos tan lejos), no se permite la publicidad política y eso es un avance significativo para cuidar la imagen que proyecta una ciudad.
No hay que olvidar que en los años 1992 a 1996, a través de ordenanzas municipales se prohibieron los pasacalles. Hoy frente al acceso norte, por ejemplo, sector Magallanes Moure y luego en la plaza del Hospital, son de una cantidad imposible de leer para quienes por allí transitan.
Sin embargo, desde hace unos años, se ha visto como empresas que ofertan desde departamentos, casas o espectáculos, han hecho una costumbre poner «palomas publicitarias» en los postes del alumbrado público. Si las disposiciones legales en torno a la publicidad política han cambiado, ¿por qué se sigue permitiendo que estas empresas sigan utilizando este tipo de elemento que ensucia la vista? ¿Qué pasa con los organismos fiscalizadores? ¿Qué pasa con las autoridades que hacen vista gorda?
Y hay un concepto que todos los publicistas y expertos en marketing manejan, pero que, parecen no sopesar en profundidad. La Responsabilidad Social Empresarial.
¿Cuál es la propuesta en este sentido de las empresas inmobiliarias? Porque en sus publicidades aseguran tener el hogar ideal para los ovallinos, pero ¿y el entorno?
Y por otro lado, ¿Qué piensan en las empresas del giro publicitario y productoras de eventos, que eligieron esta alternativa para publicitar sus espectáculos, pero sin considerar como afectan visualmente la ciudad? ¿Las ganancias y el lucro, son más importantes que mantener una ciudad limpia de contaminación visual?
Vamos, que acá no se trata de no publicitar ni de no difundir.
Se trata de poner límites éticos y responsables en el uso de los ESPACIOS PÚBLICOS. Sobre todo si queremos ser alternativa turística y que el mundo pueda apreciar nuestros paisajes y bellezas. En este medio, por ejemplo, siempre hemos estado a favor del retiro de los cables aéreos de telefonía y televisión, porque las vistas de la ciudad deben ser resguardadas.
Porque, en términos visuales y parafraseando el viejo dicho popular, una ciudad con las vistas más bellas, no es la que más se fotografía, sino que la que, visualmente, se contamina menos.
Por Angelo Lancellotti González
Director
