InicioOpiniónOpiniónPapá, pero si yo no alcanzo a ducharme en tres minutos!!

Papá, pero si yo no alcanzo a ducharme en tres minutos!!

Es el reclamo de mis hijas cuando leen la información de la campaña gubernamental para ahorrar el agua en un momento en el que la cosa se nos viene difícil por la falta del vital elemento.

No les llaman la atención las otras sugerencias, como la de usar la lavadora a carga completa cada vez; regar el jardín sólo en las noches, no recambiar el agua de las piscinas, lavar los vehículos utilizando un balde y una esponja y no una manguera.
Pero sí lo de las duchas de tres minutos.

Es que es habitual que cuando una de ellas se mete al baño en las mañanas, la Gorda, su madre, tenga que estar aporreándoles la puerta, y gritando hacia adentro:

– Ya van diez minutos con esa ducha. Mira que el agua y el gas…

– Listo mamá, al tiro salgo .

El “al tiro” son otros diez minutos, y el medidor del agua corre que corre en el antejardín.

Es de esperar que el Gobierno tenga mejor suerte que la Gorda, para crear conciencia en la población, y conseguir que los chilenitos aprendamos a ducharnos rapidito, así como en el Servicio Militar. Un minuto para mojarse, otro para enjabonarse y el tercero para sacarse el jabón.

–    Tres minutos son muy poco…

En la mañana, veo sin embargo un programa de Chilevisión en el que utilizando una atractiva modelo argentina, vistiendo un minúsculo bikini, demuestran que sí se puede uno duchar en ese tiempo. Resulta extraordinariamente didáctico.

Y claro está que la niña en bikini es más convincente que el Gobernador.

Pero el asunto de los tres minutos no es invención nuestra.

En Venezuela, para la gran sequía que sufrió ese país, vivieron una experiencia similar, y el comandante Chávez se mandó un discurso memorable  en el que invitaba a sus compatriotas a utilizar el sistema de los tres minutos, utilizando para ello un reloj de arena para medir el tiempo. “Tres minutos nomás y no quedo hediondo se los juro”, aseguró en la televisión. La experiencia fue conocida allá como «los tres minutos de Chavez».

Pero a mis hijas, en especial a la menor, no las convence el asunto.

–    ¡Pero papá, si en tres minutos no se alcanza – dicen convencidas – Además que el agua recién se viene a calentar después de los dos minutos.

Cielos, pienso para mí. Dos minutos con el agua corriendo y luego el duchazo de quince minutos con agua caliente. “Tilín – Tolón”, me hacen la cuenta del agua y del gas licuado.

Sin embargo hay que colaborar con la campaña del Gobierno. No con lo de los tres minutos, que me parece un exceso. Yo menos de cinco no me tardo, incluida un aria de Verdi bajo la regadera para disimular el golpe con el chorro de agua fría.

Además tengo una teoría alternativa:  ¿para qué bañarse todos los días?

En verano es suficiente día por medio. Al menos eso me indica la inspección visual que hago cada mañana al cuello y puño de la camisa, y a la entrepierna del calzoncillo que he usado el día anterior.

–    Sí, aguantan otro día más – comento, pensando en el ahorro en lavado y en ducha.

La Gorda, que llega del baño mueve la cabeza.

–    ¡Gorda – le digo – hay que colaborar con la campaña del gobierno! Tenemos que cuidar el agua.

Además hay que que ser ejemplo de consecuencia ante nuestras hijas.

 

Mario Banic Illanes
Escritor

OvalleHoy.cl