Pedro Lemebel

Dejó este mundo Pedro  Mardones Lemebel, más conocido como Pedro Lemebel que lo llevaba como seudónimo en honor a la femineidad de la madre que lo trajo a este mundo.

Escritor, cronista, novelista y revolucionario, un personaje extraordinario en todo sentido, creo que lo más valioso de él fue su sinceridad, su convicción y su apego a la libertad pura de los seres humanos, no me atrevería a escribir sobre ese personaje si no hubiese leído sus libros y conversar en más de una oportunidad con él.

La primera entrevista fue cuando lo conocí en una de las ferias del Libro específicamente en Calama ciudad del norte de Chile, donde a pesar de ser el dormitorio de los mineros, que algunos creen que los trabajadores sólo laboran, beben y viven como pajaritos (gran equivocación) es también una ciudad que está entrando o ya se encuentra de lleno en la cultura. Recuerdo que el suscrito era dirigente de la Sociedad de escritores de Calama, y trabajador del cobre, al parecer el presentador oficial no deseaba presentarlo por el miedo al ridículo por su condición homosexual del presentado, por tanto recurrió a mí, diciendo que el personaje a presentar era casi del mismo estilo de mis escritos, los que tienen un gran apego a la literatura contestataría.

En esa presentación que casi en todas las ferias de los libros se realiza, al más destacado erudito literato le dan una media hora y máximo cuarenta minutos, ya que a la gente hay veces que no entienden mucho el léxico del personaje y además por el frío por estar cerca de la cordillera de los Andes, a 2.800 metros de altura con diferencia del mar, sin embargo conversamos en la plaza unas dos horas con un marco de público y frío impresionante, más de cien personas que no deseaban abandonar el escenario. Fue un encuentro grato y franco, lo hermoso de la entrevista es que el tipo era de opinión basada en la tierra y con sentido común de los problemas sociales de la gente los que tenía muy claro, siendo un lugar tan rico para la economía del país por estar allí el mineral de cobre más grande del mundo, ahí se vea a simple vista la extrema pobreza, no demostraba tener dobleces y cuando algo no le agradaba lo decía sin pelos en la lengua y además se adaptaba al vocabulario de la gente.

Le interesaba muchísimo ese día hablar de la novela que andaba promocionando “Tengo Miedo Torero”. Hojeé un poco antes el libraco para saber a quién presentar, es una novela de amor y lucha revolucionaria, la verdad es que cuando lo vi, yo no sabía su condición privada de vida, por lo que le pregunté antes como debería decirle a lo que contestó; dígame como te sientas más cómodo mi amor, opté por decirle “Pedrito”, hice un poco de referencia literaria sobre el autor y en seguida le entregué la palabra, sin antes hacerle la pregunta del momento y basadas en el libro: “Cuéntanos Pedro, como es eso de que tu siendo un mariquita, como tú mismo te autodefines te transformes en un revolucionario”, las contestas fueron directo al grano; mira yo soy nacido en medio de la extrema pobreza, imagínate, nací a orillas del Cajón de la Aguada (canal de aguas servidas que pasa por el lado sur de la capital) y me crié en la Legua, entonces desde niño participé en las barriadas pobres de este país, y mi niñez fue justo cuando estaba instalada en el poder político la dictadura, esa misma que conoces tu mejor que yo, entonces yo empecé hacer la revolución sólo sin orientación política, así que si me hubiesen pillado los malos me hubieran cagado más de lo que estaba, y como ya era grandecito, bueno ya era profesor de Artes Plásticas, pero no tenía trabajo, me habían echado de dos colegios, bueno como además estaba metido en la literatura empecé con unos talleres de literatura y ahí me hice amigo de la escritora Pía Barros y otras, y empezamos con una organización para enfrentar a la dictadura y como tenía que ser orientado por alguna dirección de oposición al régimen, me presenté en una actividad política cultural por ahí por la estación Mapocho, y en mi carrillo izquierdo me tracé la hoz y el martillo del Partido Comunista y allí entregué mi propio manifiesto “Hablo por mi diferencia”. Yo era joven y deseaba ingresar a la Jota Jota, pero los compañeros me tramitaron por que como yo soy así pue, con las manitos torcidas o sea yo soy mariquita, por si no te has dado cuenta (risas) entonces me fui al frente, (risas, al parecer la gente no entendía nada, se refería al frente patriótico) allá me recibieron con los brazos abiertos. Pregunta; pero bueno que hiciste allá donde se supone que te refieres al frente patriótico, que se podía hacer: bueno; pastelero a tus pasteles. Los compañeros me dieron el trabajo más duro y hermoso que he hecho en mi vida, tenía que hacer un papel importante vestirme y actuar como una verdadera dama, enamorarme de un dirigente que no conocía, está claro que esa era tarea revolucionaria, pero no era real, cuando me lo presentaron, me chocó el compañero porque era tan guapo, tan macho, tan educado, en el fondo era tan rico, me dije para mis adentros, xuxas ni que me enamore de este compañero, pero no, esa es una tarea de las que tengo que cumplir al cien por ciento y así me fui metiendo, hasta que una de las tareas era ir al cajón del Maipo en varios picnic, y era para observar por donde y a qué hora eran los regresos del General de una media agüita que tenía por esos lados (risas), cosa que yo no tenía ni idea y no debería preguntar huevadas tampoco, yo bestia un vestido rojo que me quedaba la raja de lindo, y después uno amarillo con zapatos y sombrero era la mina más rica del momento, mi acompañante era guapo como ya dije, nos abrazábamos, nos tomábamos de las manos, nos hacíamos cariñitos simulando besarnos, yo sentía pasión pero, él, al parecer absolutamente nada, cuando regresábamos en la tarde, me dejaba donde la Pía y se despedía con una frialdad tan innata en él, te confieso que sufrí un poco además yo no sabía que mierda íbamos hacer a ese lugar él me tomaba fotos, siempre mirando hacia el paisaje y la carretera y las fotos estaban siempre en un extremo del recuadro…
Todo eso y mucho más, Pedro lo relata en la novela “Tengo Miedo Torero”.

Es una gran pérdida para la literatura nacional e internacional, escribió más de diez libros, específicamente crónicas que ya había publicado en distintos diarios del país, programas radiales, una novela la ya mencionada, obras de Teatro, la más conocida “Las yeguas del Apocalipsis” trabajo que se dio a conocer como el mismo lo define a puras patadas en Chile, sin embargo recorrió gran parte de Sudamérica y fue presentado en la Casa de las Américas en la Habana- Cuba…

Juan José Araya
Escritor

* En la imagen junto a Pedro Lemebel.

OvalleHoy.cl