Es conocido que la propaganda electoral en lugares públicos no goza de simpatía en el público que considera que es una grave contaminación de espacios hermosos que suelen estar reservados para el descanso y la contemplación.
Y el espectáculo que se observaba al mediodía del sábado en la Plaza de Armas de Ovalle parecía darles la razón. Porque sumado a la sobrepoblación de “palomas” (carteles publicitarios) estaba el estado de deterioro y de desorden de gran parte de estos, destruidos, volcados, rasgados, etc.
“Esto es una vergüenza. No sé hasta cuando permiten esto”, nos señaló una dueña de casa al pasar. “Miren como se repiten los carteles. Miren por ejemplo a ese señor, tiene como veinte carteles donde aparece. Deberían permitirle uno solo nomás ¿para qué tantos? ¿O cree que mientras más tenga más nos van a convencer de votar por él?””, nos dijo un adulto mayor .
Su compañero de banca incluso propone que este sistema de carteles sea sustituido por uno de grandes paneles en cada esquina mostrando el listado de los postulantes. “Si basta con que la gente conozca los nombres de los candidatos”, explica.
Por su parte Javier Araya, joven candidato a Consejero Regional, graba con su teléfono celular el deplorable espectáculo para subir las imágenes a su Facebook. “Esto es un verdadero vertedero. Miren todo ese dinero tirado en publicidad”, reprueba moviendo la cabeza. “Ahora no sé que piensan hacer con todo este material desperdiciado una vez que pasen las elecciones”.
La verdad es que tienen razón. El Servicio Electoral tendrá que evaluar este sistema de propaganda electoral e imponer reglas más estrictas para el uso de espacios públicos. Porque el espectáculo de este fin de semana en nuestra plaza no se puede repetir.
No aporta en nada al ejercicio de la democracia, a mejorar la participación ciudadana y, al contrario, merece el repudio general.
M.B.I.
