Con fecha 30 de junio de 2017, la Corte de Apelaciones de Valparaíso acogió un recurso de protección presentado en favor de un abogado y un grupo indeterminado de vecinos residentes contra la Municipalidad de Viña del Mar, por su actuar ilegal y arbitrario al permitir la generación de ruidos molestos en la vía pública provenientes de manifestaciones musicales, artísticas, religiosas, etc; perturbando el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación.
De este modo el tribunal ordenó al municipio, adoptar las medidas pertinentes para cumplir con su obligación en cuanto a denunciar efectivamente a los infractores a la ordenanza sobre ruidos molestos que se ubican en los espacios públicos del centro de la ciudad, requiriendo de ser necesario el auxilio de Carabineros.
Eso no obstante la misma Corte hace notar que “sin embargo, quedó establecido que ningún requerimiento se ha hecho a la recurrida (Municipalidad) en orden a que cumpla con su obligación de ejercer las acciones legales para reprimir los hechos que perturban el derecho a vivir en un medio libre de contaminación acústica de los vecinos, tratándose la denuncia de una descripción de hechos genéricos, de pocas imprecisas y momentos indeterminados”. Es decir no hay constancia de denuncias formales al municipio de parte de los reclamantes.
Es inevitable que esta situación nos recuerde lo que sucede en Ovalle donde la población se ve expuesta a diario de una notable contaminación acústica, más bien diríamos a un verdadero bombardeo de ruidos de toda índole, ante la indiferencia de las autoridades.
Desde músicos callejeros que utilizan sistemas de amplificación de gran capacidad, locales comerciales que usan parlantes al exterior para promocionar sus negocios, grupos religiosos que hacen otro tanto en espacios públicos para difundir sus creencias, vendedores callejeros de música; locales comerciales, vehículos que circulan ofreciendo sus productos , agua envasada, gas licuado, espectáculos circenses, espectáculos musicales, locales de espectáculo y diversión nocturnos, etc .
Existen dos similitudes con lo que ocurre en Viña del Mar. Una de ellas es que los vecinos afectados (esos que nos reclaman de manera permanente en la calle, a través de mensajes, etc ) no se atreven a hacer esos mismos reclamos de manera directa al municipio, o a través de sus juntas de vecinos. Y, en segundo lugar, que a pesar de eso la autoridad peca de omisión al no actuar de oficio, sin necesidad de denuncias o reclamos, sino simplemente para cumplir las leyes u ordenanzas que protegen a la comunidad de cualquier tipo de contaminación.
¿Qué nos enseña la resolución de la Corte de Apelaciones de Valparaíso? Que, si queremos ver solucionado este problema, son los vecinos, de manera individual u organizada los que tienen que actuar, recurriendo de manera formal al Municipio dando a conocer sus problemas puntuales, y si estos reclamos no son atendidos, hacerlo ante los respectivos tribunales exponiendo el problema y denunciando la negligencia de la autoridad.
Sería de desear, sin embargo, no tener que llegar a eso y que estos problemas sean conversadas entre las partes para la búsqueda de una solución razonable. Despues de todo somos una ciudad pequeña en la que nos conocemos todos, y la buena convivencia es escencial para el diario vivir.
M.B.I.
