InicioultimasOpiniónTenemos que formar una cultura de prevención y no de reacción

Tenemos que formar una cultura de prevención y no de reacción

Viajaba en un bus de regreso de La Serena, alrededor de las 15.00 horas y me llamó la atención un grupo de personas que en la ladera del cerro, a la derecha de la ruta de entrada norte a Ovalle, trabajaba con azadones y rastrillos, eliminando el pasto seco en las cercanías de sus viviendas.

A esa hora la temperatura fácilmente superaba los 33 grados al sol, pero ahí estaban esas personas preocupadas por su seguridad y la de sus vecinos.

Esto porque las imágenes que en los últimos días nos han llegado a través de la televisión no sólo llaman a la inquietud, sino que motivan para adoptar medidas de resguardo que ayuden a evitar, o al menos a disminuir los efectos de un eventual siniestro en la ciudad y en sus alrededores.

En contraste con eso, el domingo un lector nos hizo notar la existencia de un gran montón de pasto seco en el jardín de la parroquia San Vicente Ferrer, explicando que está desde hace varios días en el lugar. Al parecer se hizo un corte de maleza en el jardín, aunque han mantenido desde entonces el pasto acumulado en el lugar.

“¿Qué pasa si un descocado (es la expresión que utilizó nuestro informante) pasa por aquí y le tira un cigarrillo encendido o un fósforo?”, pregunta.

Atendiendo la sequedad del pasto se formaría una fogata no menor que podría alcanzar al resto del jardín e incluso a las construcciones aledañas. Eso aunque el cuartel de Bomberos está a una cuadra y media de distancia.

Claro que eso significaría una pérdida de tiempo, de material para nuestros bomberos, para concurrir por un acto que bordea la negligencia.

Los dos ejemplos nos llevan en sentidos distintos.

En el segundo una conducta descuidada. En el primer ejemplo, personas que han entendido que en la prevención hay un camino para evitar o reducir siniestros como los que ocurren en el sur del país. Más aún en una ciudad como la nuestra que es un verdadero polvorín, rodeada por miles de hectáreas de pastizales absolutamente secos que podrían reaccionar de inmediato al menor estímulo o descuido.

Es de esperar que todo esto nos lleve a crear una especie de cultura de prevención. En cierta medida en los últimos años lo hemos aprendido en materia de terremotos, en tsunamis, inundaciones por aluviones y crecida de ríos y ahora estamos extrayendo una severa lección en lo que se refiere a incendios. Es decir, estamos aprendiendo a punta de feroces y dolorosos costalazos.

Es de esperar que esta lección sea aprendida no solo por los vecinos que, con la ayuda de palas, azadones y rastrillos pueden motivarse a formar cortafuegos alrededor de sus poblaciones y viviendas, retirando el pasto seco; sino en especial de las autoridades que tienen la capacidad de hacerlo en modelo macro, con la adecuada planificación, con uso de maquinaria y mayor cantidad de elemento humano.

Porque tenemos la convicción que el cambio climático nos avisa que las altas temperaturas llegaron para quedarse, y tenemos que mantenernos alertas y prepararnos para ello. Es decir internalizar una cultura de prevención y no de reacción.  Y no creer que esto es algo que sucede a mil kilómetros de distancia, a otras personas y que nosotros sólo veremos a través de la televisión.

M.B.I.

OvalleHoy.cl