En este tiempo he escuchado comentarios que realmente no ayudan a construir una sociedad con los respetos mínimos de dignificar la vida, esto trae consigo la violencia y formas que dañan gravemente la convivencia, deberíamos cuidar y cuidarnos de caer en descalificaciones debemos respetar al otro y dignificar la vida.
En esto todos somos constructores de construir valores que van más allá de la vida común y tenemos enseñanzas que nos da el Evangelio son extractos en los cuales Jesús nos muestra el amor, ya que él se desprende de todo y entrega su vida. Siendo acusado de que atentaba contra la doctrina judía la cual regia a sus paisanos donde los sacerdotes, fariseos fueron los primeros en desacreditar lo que el mostraba con su ejemplo, donde acogía a los marginados, a los pobres, a los enfermos, a los que pensaban diferente, abría su corazón para desprenderse de pensamientos o palabras dañinas.
“Si a mí persiguieron, a ustedes también los perseguirán”. Esta persecución es debida a que la vida cristiana, muchas veces se opone radicalmente a los intereses egoístas del mundo.
Por eso cuando una persona toma estos criterios y valores del Evangelio; y su vida es dirigida por el Espíritu Santo, las personas las cuales realizan actos o realizan acciones contrarias a la moral y principios cristianos, lo excluirán y rechazaran.
Lo mismo si el cristiano hace manifiesto su discipulado en el trabajo, viviendo las normas de la justicia y el respeto, muchas veces no encontrara eco en sus compañeros, e incluso, si llega a oponerse radicalmente ante la injusticia, puede perder el puesto.
Efectivamente, la vida cristiana no siempre es fácil, pero es la única vida que proporciona al ser humano la verdadera paz y la alegría interior que no tiene fin. Hoy más que nunca se necesitan hombres y mujeres fieles al Evangelio y a las enseñanzas de Jesús, los cuales sean capaces de testificar ante los demás su amor por él. No hay que tener miedo, él nos ha ofrecido que estará con nosotros y que, seremos asistidos por la fuerza y el poder del Espíritu Santo.
Hoy todos estamos llamados a respetarnos y amarnos para construir el Reino de Dios en la fraternidad y solidaridad en esta sociedad fragmentada por la división, el egoísmo, el odio; pon la oración por la paz y esperanza por esta sociedad para construir un país más justo donde todos nos sintamos hermanos y hermanas.
Hugo Ramírez Cordova.