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Al escribir estas vivencias corren lágrimas de felicidad por mis mejillas

40 años de matrimonio en los cuales hemos ido cimentando nuestro amor. Si sólo basta recordar nuestro inicio en ese maravilloso centro juvenil Alianza Nueva Eterna.

Lo menciono ya que siento que eso ha sido nuestro matrimonio que nació tan precozmente, siendo tú una lola nos fuimos conociendo y desde ahí nuestro pololeo que comenzó un año antes en que vivimos tan lindas historias las cuales han sido fuente de este fuerte lazo que nos une con más canas y más años pero sintiendo esa misma frescura que nos une hasta el día de hoy.

Sé que en estos años hemos pasado diferentes situaciones muchas veces amargas y dolorosas pero ellas han sido nuestro pilar para solventar y saltar todas esas adversidades que pasaron pero que nos enriquecieron más como pareja. Como no recordar ese día en que nace nuestra hija que todavía recuerdo con tanta emoción cuando la escondías ya que tenía su pelo parado, pero ese día irradiabas felicidad y se nos abría una enorme puerta para nuestra maduración y responsabilidad; cuando llega el momento de tomarla en brazos y salir juntos del hospital con tantos sueños, esperanzas sin tener nada seguro, sólo la alegría de estar unidos que con los años uno va aquilatando y al retroceder se da cuenta lo hermoso que es ser pareja, padres.

Uno no alcanza a dimensionar a la persona que Dios pone a su lado con la cual luchas codo a codo por salir adelante y luego nuestro hijo que era inmenso y no cabía en la cunita que estaba a tu lado. Si era un niño criado como nos decían las personas que se acercaron a verlo, otra emoción para nuestra vida y desafío inmenso que se nos proyectaba. Estábamos gozando cuando aparece en nuestra vida una hermosa niña que no estaba en nuestros planes, esbelta y alargada la cual fue una bendición y también cerrar un ciclo, si eras tan joven todavía cuando nos habla el medico de ligar las trompas que fue un cuestionamiento para nosotros y era como poner fin a un ciclo; pero a la largo fue una decisión certera que nos dejó enseñanza de vida.

En estos años hemos vivido fuertes situaciones. Por falta de trabajo tú saliste y yo asumir las labores de casa con todo lo que implica, con niños pequeños pero siento que fue provechoso para nuestra vida; o las veces que no teníamos nada y de repente salía algo o con tan poco que no nos alcanzaba para tanto; todo esto en silencio para no involucrar a nuestros hijos en lo que estábamos viviendo y pasando. Para muchos puede parecer una tontera pero que sirve para valorar las cosas y situaciones que esto conllevaba o las pascuas en que a nuestros hijos le teníamos de regalo un chocolate de viejo pascuero y ellos eran tan felices que nos mitigaba un poco el dolor de no poder entregar más.

Pero esas experiencias nos hacían unirnos más por salir adelante. Por eso soy un agradecido de la vida y de Dios que me puso en tu camino en los cuales juntos hemos ido cimentando paso a paso la felicidad y el amor, sin olvidar nada ya que eso fue vital en nuestra vida: el amor incondicional, aunque también hemos tenido desencuentros. Pero vale la pena saber lo valioso que hay a nuestro lado y esa eres tú en mi vida que has llenado todo en ella. Si me dieran a escoger volvería a ser tú mi elegida; aunque hoy estemos más viejos con enfermedades pero siempre juntos, sé que nos faltan por recorrer un largo camino y uno no puede avizorar más allá pero ten por seguro que siempre daré gracias por ser tú mi compañera de ruta.

Y no puedo dejar de mencionar a nuestros 5 nietos que son una maravilla, los cuales nos alegran con sus travesuras y verlos crecer llenos del amor de mis hijos para con ellos, uno se siente parte importante en sus vidas los atesora, los acoge, los mima, los ama y los protege.

Al escribir estas vivencias corren por mis mejillas lágrimas de felicidad, de sentirme tan amado por mi esposa Gleny. Cómo me gustaría entregarle o darle lo mejor ya que al verla como lucha cada día con esos dolores tan fuertes en todo su cuerpo, pero ella sigue en pie como el primer día cuando comenzamos escribir esta historia de amor.

Solo decirle, gritar a los cuatro vientos mi amor y gratitud por ella que Dios nos permita como uno sueña tantas veces en la vida poder envejecer juntos y acompañarnos hasta que llegue el momento de separarnos de esta vida con la esperanza y el convencimiento que tratamos de dar lo mejor de sí de cada uno para crear nuestra familia y nuestro amor.

Con mucho afecto al pilar fundamental en mi vida a mi amada esposa Gleny.

Hugo.

OvalleHoy.cl