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Gracias e infinitas gracias a todas las madres

Dios al realizar la creación colocó especial énfasis en modelar a la mujer, ya que en ella invirtió más de su tiempo. Esta criatura tiene que ser lavable de pies a cabeza, pero sin ser de plástico; llevar 180 piezas movibles, todas reemplazables, funcionar a base de café negro y de las sobras de la comida, poseer un regazo que desaparezca cuando se ponga de pie, un beso capaz de curar todo, desde una pierna rota, hasta un amor fustrado.

En ella puso el don más preciado la maternidad, esa en la cual da vida al ser humano, la moldeó de tal manera, que obró pensando en todo lo que ella tendría que soportar a lo largo del tiempo en la crianza de sus hijos(as).

Si basta con sólo recordar o mirar desde el nacimiento de un hijo(a), que ella va dejando de lado toda ansia, todo cansancio, toda frustración, todo dolor, toda pena, toda incomprensión, todos sus sueños, todos sus proyectos, todas sus esperanzas; sólo en sacar adelante a sus hijos(as), sin desmayar por lograr su objetivo.

Muchas veces me he preguntado pareciera que las madres tienen más  de dos manos, más de dos oídos, más de dos piernas, porque ellas lo que hacen por sus hijos(as) va más allá de lo que uno puede calcular, si pareciera que no tuvieran cansancio.

Siempre ven más allá de los ojos, es tanta su preocupación que a pesar de los muchos años que tengan sus hijos(as), ellas siempre están ahí en el momento oportuno, con un abrazo cuando se está triste, o cobijando entre sus piernas cuando se está enfermo.

Para ellas el tiempo no corre, son capaces de desvelarse toda la noche por cubrir los sueños de los hijos(as), cuando se encuentran enfermos(as), igual al otro día amanecen con esa sonrisa y  cumplir con sus tareas sin demostrar fatiga alguna.

Para ellas, siempre el alimento se multiplica, aunque ella sabe que falta, aun sabiendo que hay muchas carencias, ella lo rellena con amor, que a todos los deja satisfecho.

Cuantas veces las madres saben que su hijo(a) está pasando algo doloroso o una preocupación, si sólo basta que ella le mire y ya sabe lo que él está pensando o viviendo.

O otras cuando descubren en sus hijos(as) la mentira o el engaño, se cobijan en ignorar, pero tratando que sus hijos(as) dejen esto atrás, para que sean personas de bien.

Pareciera que fueran súper héroes, ya que son resistentes a todo, ellas incluso no se dan cuenta de todo lo que realizan en el transcurso de la vida, todo lo hacen sin esperar recompensa, sólo que sus hijos(as) sean felices.

Esas lágrimas que muchas veces ellas en silencio derramaron porque fueron humilladas y maltratadas por su condición de madre, que el Señor les multiplique su gracia cuando las reciba en su Reino y se transformen para ellas en perlas del amor que ellas se merecen, porque más  de algún hijo u alguna hija no supo retribuirle en la vida lo que ella entregó.

Gracias e infinitas gracias a todas las madres que se entregaron a la labor que Dios les encomendó, en la crianza de sus hijos(as) y más allá; aunque sus hijos(as) ya han partido de su lado; ella estará siempre preocupada, llamando o llevando una sonrisa para que sus hijos(as) siempre cuenten con su apoyo gratuito, el amor que solo se desprende cuando parta al descanso eterno, y desde allí bendecir y acompañar a su hijo(a), como lo hizo toda la vida hasta su muerte.

Con mucho cariño y afecto porque se merecen todo el reconocimiento, por su labor extraordinaria el ser madre.

Hugo Ramírez Cordova.

OvalleHoy.cl