Es emocionante escuchar a los ovallinos gritar goles y sufrir por los partidos.
Provincial Ovalle perdió sin apelaciones 1-4 contra Cobreloa por la ronda de ida de la Copa Chile. Cerca de 3000 espectadores llegaron al estadio Diaguita y fueron ellos quienes más disfrutaron de la fiesta del fútbol.
A las 16 horas comenzó ingresar la gente al estadio. Un proceso lento pero continuo que permitió repletar las galerías y marquesinas. Con los controles correspondientes se evitaron agresiones y malos comportamientos.
El público se comportó de manera impecable y más de alguno se desestresó con el árbitro del encuentro, algo común en los estadios y de lo que los ovallinos estuvieron privados tanto tiempo. Gritar goles y sufrir por cada ocasión perdida. Reclamar por las decisiones arbitrales, sufrir, alegrarse, cantar, emocionarse, decepcionarse, comer, gritar y saltar. Una verdadera fiesta familiar del fútbol se vivió en el Diaguita.
Antes de empezar el encuentro un grupo de 4 o 5 sujetos intentaron provocar a la hinchada de Cobreloa con improperios y gestos obscenos. Fueron monumentalmente ignorados por todos y nadie les siguió el juego. Se amurraron y se fueron a sentar. Son parte de ese malentendido fanatismo futbolero antiguo y pasado de moda que intenta imitar a los hooligans y las barras bravas argentinas y que es un mal actual del futbol chileno. Recordemos que gente muere y mata en Chile por defender “al equipo de sus amores”.
Y aunque el fútbol ovallino se pelea el amor de la gente con 3 equipos distintos es innegable el valor que aporta el denominado “deporte rey” al espectáculo y la cultura cívica ovallina. Los limarinos dejaron en claro que están dispuestos a comportarse de manera impecable en un evento de calidad.
Por: Equipo OvalleHoy
