Por culpa de los estereotipos de género tenemos ideas como éstas tan metidas en la cabeza (que se repiten y refuerzan en redes sociales, películas, canciones, publicidad, porno, etc.), la presión es tan grande y las expectativas tan altas que prefieren mentir o simplemente callar y evitar hablar de su sexualidad,
En los años que llevo trabajando en terapia sexual he observado que una gran mayoría de hombres no cuenta con una red de apoyo o un espacio seguro para hablar de sexualidad. Y no estoy hablando de cuántas parejas sexuales han tenido, si no de cómo realmente se sienten, qué piensan, qué presiones tienen, qué les frustra o incómoda, cuáles son sus miedos, expectativas, etc.
Para muchos, la consulta psicológica fue el primer espacio para poder expresar sus preocupaciones y cuestionarse cuánto de ese discurso de masculinidad hegemónica traían consigo.
No fue sorpresa descubrir que, prácticamente todo lo que sabían y hacían, provenía de un modelo sexual heteropatriarcal lleno de clichés, presiones y expectativas altísimas y sobre todo mitos:
«Los hombres no hablan de sus sentimientos»
«Los hombres deben ser fuertes, racionales, dominantes e hipersexuales»
«Un hombre de verdad sabe como darte placer» «Un hombre sabe que hacer en la cama»
«Los hombres siempre tienen ganas»
«Los hombres son más animales por naturaleza y no pueden controlar sus impulsos»
Por culpa de los estereotipos de género tenemos ideas como éstas tan metidas en la cabeza (que se repiten y refuerzan en redes sociales, películas, canciones, publicidad, porno, etc.), la presión es tan grande y las expectativas tan altas que prefieren mentir o simplemente callar y evitar hablar de su sexualidad, ya que el admitir estas preocupaciones puede poner en duda su «virilidad» o esa reputación de «hombre de verdad» que se les exige.
Si bien la terapia es un comienzo, sigue siendo un espacio privado y mi invitación es a desprivatizar esos sentimientos en torno a la sexualidad masculina, a ser conscientes de las expectativas y exigencias que tienen por el hecho de ser hombres y a que puedan encontar los espacios para hablar sobre estos temas, sobre sus miedos y dolores…
…porque los hombres, también lloran.
Por Josefina Peñafiel L.
Psicóloga y Máster en Sexología