Los cuidados paliativos son fundamentales en la atención de pacientes con cáncer avanzado, con el objetivo de mejorar su calidad de vida mediante el manejo integral de síntomas físicos, psicosociales y espirituales. Para lograrlo, es esencial un enfoque multidisciplinario que aborde los desafíos de cada paciente.
En Chile, desde marzo de 2023, la Ley de Cuidados Paliativos Universales garantiza el acceso a estos tratamientos para todas las personas con enfermedades crónicas avanzadas, sin importar edad o diagnóstico. Los síntomas en cuidados paliativos son multifactoriales e interactúan entre siì, exigiendo un abordaje especializado.
Entre los principales está en el ámbito físico donde se incluyen el dolor, náuseas, vómitos, disnea, fatiga, insomnio, anorexia y delirio. También los psicosociales que considera la ansiedad, tristeza, miedo, rabia, aislamiento y negación; y finalmente espirituales que incorpora la desesperanza, pérdida del sentido de vida y angustia existencial.
El dolor es una de las principales preocupaciones. Debe ser evaluado minuciosamente considerando su intensidad, localización y factores agravantes como miedo o incertidumbre. Su tratamiento combina analgésicos, antiinflamatorios, opioides, antidepresivos y antiespasmódicos, junto con un acompañamiento terapéutico de psicólogos, kinesiólogos, enfermeros y asistentes sociales.
El objetivo de los cuidados paliativos es optimizar la calidad de vida a través del control de síntomas, rehabilitación y acompañamiento al paciente y su familia. Muchas veces, el sufrimiento no solo proviene de los síntomas físicos, sino también de la pérdida de autonomía y la necesidad de resignificar su vida.
Para un control efectivo, es clave la continuidad del tratamiento y contar con herramientas para manejar crisis. Se debe identificar la causa de los síntomas, adaptar el manejo según la evolución de la enfermedad, empoderar a los cuidadores y educar en el uso adecuado de fármacos para evitar hospitalizaciones innecesarias.
El reto de los cuidados paliativos no solo es médico, sino también humano. Se trata de acompañar al paciente, aliviar su sufrimiento y dignificar su calidad de vida.
Irene Muñoz Pino
Académica de la Facultad de Enfermería
Universidad Andrés Bello