Los servicios de urgencia a nivel nacional registran un preocupante incremento en las atenciones por infarto al miocardio durante los primeros seis meses del año. Según datos recopilados en diversas regiones del país, se observa un aumento del 54.7% en estas atenciones respecto al mismo periodo de 2024, con variaciones significativas por zona geográfica. Iquique presenta la situación más crítica con un incremento del 110.5%, seguido por Quilpué (53.3%) y Santiago (51.25%).
Este fenómeno refleja una tendencia global en el aumento de enfermedades cardiovasculares y muestra particularidades alarmantes en el caso chileno. Los especialistas destacan la aparición cada vez más frecuente de casos en grupos etarios más jóvenes (30-45 años), rompiendo el paradigma tradicional que asociaba los infartos principalmente a adultos mayores. El 78% de los pacientes atendidos presentaba al menos tres factores de riesgo cardiovascular al momento del evento agudo.
Entre las causas principales de este incremento, los expertos identifican cambios profundos en el perfil epidemiológico de la población. Se observa una mayor prevalencia de obesidad y diabetes mellitus tipo 2, junto con un incremento en diagnósticos de hipertensión arterial. El estilo de vida moderno, caracterizado por sedentarismo (el 65% de la población no cumple con la actividad física mínima recomendada), dietas altas en ultraprocesados y sodio, y estrés crónico laboral y familiar, contribuyen significativamente a esta problemática.
Un aspecto preocupante es el limitado acceso a salud preventiva. El 40% de los pacientes atendidos no realizaba controles médicos regulares y el 32% desconocía tener factores de riesgo cardiovascular antes de sufrir el infarto. El Dr. Juan Pérez, cardiólogo del Hospital Clínico Universidad de Chile, explica que «el infarto ya no se presenta solo como dolor torácico típico. Muchos pacientes refieren molestias atípicas como dolor epigástrico (35%), dolor mandibular o cervical (22%), disnea súbita (18%) o incluso síncope (8%)».
Frente a esta situación, las recomendaciones para la población se enfocan en tres ejes principales. En prevención primaria, se insiste en la importancia del control anual de presión arterial y perfil lipídico, mantener un IMC menor a 25 kg/m² y realizar 150 minutos semanales de actividad física moderada. Para el reconocimiento de síntomas, se enfatiza que ante cualquier molestia torácica persistente por más de 15 minutos se debe acudir inmediatamente a urgencias, sin subestimar síntomas atípicos, especialmente en mujeres y diabéticos.
El tiempo de respuesta resulta crucial en estos casos. La ventana terapéutica óptima es menor a 90 minutos desde el inicio de síntomas, considerando que cada 30 minutos de retraso en la atención aumenta en un 7.5% la mortalidad. Este panorama se enmarca en un contexto global donde la Organización Mundial de la Salud reporta que las enfermedades cardiovasculares causan 18.6 millones de muertes anuales, con proyecciones que indican un aumento del 34% en incidencia para 2030.
Chile presenta una de las mayores prevalencias de síndrome metabólico en la región (42% en adultos), lo que explica en parte esta alarmante tendencia. Las autoridades sanitarias hacen un llamado urgente a reforzar las estrategias de prevención y educación cardiovascular, considerando que el 80% de los eventos podrían evitarse con modificaciones en el estilo de vida y controles médicos periódicos adecuados.