InicioOpiniónCarta al Director|Carta al Director| Brecha Digital: El costo oculto de la seguridad bancaria

|Carta al Director| Brecha Digital: El costo oculto de la seguridad bancaria

Fue una medida polémica y que trajo controversia en el ámbito político y en la ciudadanía en general. El pasado 1 de agosto entró en vigencia la Norma de Carácter General N° 538, dictada por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), la cual estipula la eliminación de las tarjetas de coordenadas y establece obligatoriamente la Autenticación Reforzada de Clientes (ARC) para aprobar transacciones electrónicas. 

Esta decisión, si bien, en teoría, es para incrementar la seguridad bancaria y alinearse con los estándares internacionales, no fue bien recibida por algunos sectores, puesto que iba en desmedro de quienes no tienen cercanía con las nuevas tecnologías, principalmente los adultos mayores, quienes, en algunos casos, no cuentan con dispositivos móviles e internet o simplemente carecen de habilidades digitales. 

Quizás fue una decisión apresurada o tal vez no se tomaron en cuenta los problemas que traería esta determinación en el rango etario de mayor edad. Fue así como las opiniones cruzadas y el debate que se generó en las redes sociales y en los medios de comunicación masivos obligaron a aplazar esta medida hasta el próximo 1 de agosto de 2026.  

Pero, ¿el panorama cambiará en un año?

Seguramente habrá posturas divididas, pero lo más probable es que el problema persista. El conflicto no reside en la medida decidida, sino en la forma en que se implementa. Una norma que busca modernizar el sistema financiero no puede olvidar la considerable brecha digital que aún existe en nuestro país, sobre todo en quienes son parte de la población más vulnerable del país, a lo que se suman quienes residen en zonas alejadas del sector rural y los adultos mayores. A raíz de esta decisión, estos segmentos de la población se vieron enfrentados a un obstáculo para realizar operaciones que ellos consideran cotidianas y que no significaban mayores inconvenientes. 

Es importante mencionar que, de acuerdo a un estudio realizado por el Centro de Estudios de Telecomunicaciones de América Latina (CETLA), cinco millones de personas en Chile no cuentan con las habilidades digitales óptimas para desenvolverse en internet y redes sociales, lo que se convierte en un “enemigo” a la hora de optar a nuevas oportunidades de desarrollo. Otro de los datos importantes que arrojó este análisis fue que el 74% de la población chilena cuenta con servicios de Internet 4G, y un 25% presenta complicaciones, puesto que, si bien cuentan con el servicio de red, no poseen los conocimientos suficientes para aprovechar al máximo esta tecnología. En tanto, un 1% de la población nacional tiene problemas de cobertura, alejándolos del mundo digital. 

Si profundizamos este análisis, no solo los adultos mayores se ven afectados; incluso la denominada Generación X, que, si bien está familiarizada con la tecnología, se enfrenta a dificultades con esta decisión. No olvidemos que antes realizar una transacción era un proceso sencillo y rápido, trámite al cual muchas personas se habían acostumbrado y lo hacían de forma cotidiana. Pero este panorama cambió y no para mejor, puesto que ahora tendrán que aprender nuevos métodos de autenticación, manejar códigos temporales; es decir, lo que antes tomaba segundos, ahora podría ser un proceso complejo, lento y, sin duda, tedioso para algunos. 

Lamentablemente, estas situaciones dejan en evidencia la brecha digital que existe en nuestro país y en donde se ven afectados aquellos, que, por razones sociales, económicas o territoriales, no tienen acceso a dispositivos tecnológicos o a señal de internet, y aunque hay algunos que no lo creen, sí sucede y es más recurrente de lo que quisiéramos, considerando que vivimos en un mundo totalmente globalizado.

Tanto la medida original como su postergación decretada por la CMF dejó de manifiesto que no fue planificada y analizada en profundidad, ni menos tuvo una visión inclusiva. Una banca modernizada debe obligatoriamente sincronizar tecnología, seguridad e inclusión, algo que acá no hubo y por lo mismo generó controversia y opiniones divididas a nivel país. 

Es de esperar que este año de postergación sirva para crear conciencia que vivimos en un país y en un mundo cada vez más digitalizado, por lo que la educación financiera y la capacitación sobre las herramientas digitales deberían ser prioritarias para todos. 

Es absolutamente claro que la modernización e innovación son indispensables, pero deben estar orientadas y construidas para los requerimientos de las personas, incluyendo a todos los rangos etarios y tomando en cuenta sus limitaciones, ya que, en caso contrario, se transforma en un privilegio para algunos y lamentablemente, para otros en una barrera que afecta el diario vivir y la calidad de vida. 

Carolina Carvajal Barraza 
Estudiante de Ingeniería en Negocios Internacionales
Universidad de Valparaíso

OvalleHoy.cl