Señor Director
“No me vencerán sin dar la pelea y menos abajo del ring”. Amigos, las palabras enunciadas por la destacada boxeadora nacional, “Crespita” Rodríguez, campeona mundial, al saber que la presidenta no le cumpliría la promesa de apoyarla para defender su corona, me permiten iniciar mi reflexión en torno a la problemática que tenemos los profesores y nos mantiene movilizados por más de cincuenta días.
Nuestro combate no ha sido nada de fácil, pero aún no termina y tal como a la “Crespita” le prometieron cosas sin la menor intención de cumplírsela, a nosotros nos ha sucedido algo muy parecido. Atrás quedaron las promesas de los diputados que pregonaron a los cuatro vientos que no votarían la idea de legislar, si los profesores no llegábamos a acuerdo con el gobierno y ahora, mastican su inconsecuencia, cambiando el discurso. Atrás quedó la figura generosa de un gobierno soberbio que se maquilló de Caperucita, teniendo el traje de lobo en su piel. En fin, muchas cosas han quedado atrás, pero lo que no debemos abandonar es la idea de seguir luchando. Que el término de las vacaciones y la contingencia que se ha dado en torno a todo el espectro que rodea nuestras demandas, no confundan a nadie, ni menos les corte los brazos para seguir “tirando combos”, porque el combate va recién en el décimo round y está pactado a doce. La papeleta de los jueces dice que estamos en un virtual empate, pero para ganar esta pelea tenemos que salir con mayor “agresividad” estratégica y para ello necesitamos más fuerzas. Sería un error grave que después de un tiempo estimable que hemos estado movilizados, ahora, se nos pase por la mente tirar la toalla y bajarnos del ring sin haber tirado los últimos guantes en la “ñata” del poder. Los dirigentes gremiales; comunales; provinciales y regionales, por moral, deben permanecer en paro hasta final, porque fueron elegidos como referentes de lucha, en consecuencia, son los encargados de predicar con el ejemplo.
Aunque los medios no lo mencionan, el paro cuenta con el apoyo importante de la ciudadanía. Basado en lo anterior, he tratado de investigar cual el sector de la población que está con nosotros y he podido concluir que son aquellos apoderados que tienen sus hijos en las escuelas y liceos municipales. ¿Quienes nos critican? Aquellos padres; abuelos; tíos, etc., que tienen a sus niños en el sector particular subvencionado, es decir, los que no tienen ideas como es la vida de un profesor municipalizado. Pero, tengo la seguridad plena que cuando comiencen a discutirse la desmunicipalización y el gobierno no les cumpla con la promesa que les cubrirá el copago y su establecimiento, obligatoriamente, pase a ser particular y no cuenten con los recursos para solventar la educación de sus hijos (as), entonces, lavaran con las aguas de la ira aquella vieja olla para sacarla a cantar por las calles de la ciudad como señal de protesta. Recién nos habrán comprendido y lo más probable, pidieran nuestro apoyo, el mismo que nosotros necesitamos de ellos, pero nunca nos regalaron, ni siquiera con un gesto de aprobación ante la incansable lucha que los docentes del sector municipal estamos dando.
Dejemos que nuestras pancartas; nuestros lienzos; nuestros gritos y nuestros canticos duerman entre los refrigerados algodones del invierno para que se levanten con mucha más fuerza el día en el cual todos creen que volveremos a las aulas. Un combate no se puede abandonar sin haber dejado hasta el último chocolate nacido desde el corazón valiente de cada uno de nosotros en la alfombrada lona.
Las luces del ring no se apagaran hasta que el último de los guantes se haya rasgado con los golpes de la lucha. La campana no sonará hasta que el último de los soldados sea sacado a la fuerza del cuadrilátero dibujado con los pinceles de la dignidad. La toalla quedará sobre las cuerdas como estandarte de aquellos que nunca se rindieron. Quizás nuestros ojos quedaran como bolsas, pero esos moretones serán el mejor trofeo que hayamos ganado los “peleadores” de verdad.
Colegas, guantes; toallas; ring; lona dibujemos en nuestras mentes para seguir resistiendo con el valor de los campeones en este “combate” desigual.
“No me vencerán sin dar la pelea y menos abajo del ring”. Nos dijo la “Crespita” Rodríguez y yo les digo: No tiremos la toalla para bajarnos del ring de la dignidad, perdiendo una pelea que aún no termina.
Hasta Siempre
Guillermo Daniel Caminada Núñez
Profesor – Licenciado en Educaciòn