La imagen del cadáver frágil de un niño sirio al que las olas depositan en las costas turcas ha sido una de las más horrorosas y crueles.
Al ver en los noticiarios nocturnos ese niño muerto boca abajo; escondiendo pudorosamente su faz en la arena: para no mostrar su propia muerte; se clavó en mí durante toda la jornada de ayer y no pude sacarla de mi pensamiento.
No comprendo espiritualmente el destino tan cruel para un niño inocente y ha sido difícil encontrar una respuesta para explicar la muerte de un pequeño ser humano que recién comenzaba a vivir.
Morir en el Mediterráneo lanzándose al mar huyendo de la guerra; tratando de cruzar la estrecha franja que separa Turquía junto a otros seres humanos es un drama mundial de proporciones.
No se escucha para nada el esperado grito de la ONU; la UNICEF o Amnistía Internacional; ni de los artistas que – siempre- se prestan con su nombre y fama para estas luchas éticas y morales.
¿Por qué ocurre esto Cuando hay más de dos millones de menores sirios viven como refugiados en otros países?-
Probablemente ese pequeño niño Aylan Kurdi; hoy es parte de las olas y la arena en Turquía y solo tuvo por destino una vida dura y breve; porque debía convertirse en un símbolo de paz.
No tengo una explicación.-
SERGIO PERALTA MORALES