InicioultimasOpiniónEmergencia y sentido de urgencia

Emergencia y sentido de urgencia

Estamos ya a tres meses de ocurrido uno de los grandes terremotos de la Historia y que asoló principalmente a nuestra Región de Coquimbo, y particularmente a las Provincias del Limarí y el Choapa, pero curiosamente, las menos difundidas por la priorización centralista que trajo aparejado el que el movimiento telúrico trajera también un tsunami que afectó a la conurbación Serena –Coquimbo, postergando las necesidades surgidas en la Región adentro por así decirlo.

Leemos que las autoridades se reúnen con los representantes comunales para priorizar los decretos de demolición para entregar soluciones a los afectados, no se condice con lo ya realizado en el territorio por los gobiernos comunales, los voluntarios y familiares de los afectados, quienes hemos tenido que hacer contención, llevar una palabra de aliento y también de esperanza, para superar el temor, la angustia o ansiedad extrema que denotaban y poder hacer frente tanto a las consecuencias del terremoto como de las replicas, que seguían reviviendo la experiencia traumática de los afectados y afectaba a quienes habían sorteado de buena manera la catástrofe, tanto material como física, social y psicológicamente.

No obstante estos esfuerzos, realizados por servidores públicos, nuevamente se ve horadada la confianza de los ciudadanos y ciudadanas, en tanto todas las promesas, todas las palabras de aliento no sirven, cuando el estado no responde adecuadamente, en cambio empieza a profundizar el estrés post traumático y también la desconfianza sobre las Instituciones y quienes las componen.

No basta con la caja de víveres o con una mediagua a medias o para la mitad de las personas, los afectados que requieren reparar necesitan los materiales, no piden que les hagan las reparaciones, necesitan materiales, necesitan recuperar la confianza, necesitan volver a creer, necesitan saberse tomado en cuenta y saberse parte del problema y la solución, quienes se sienten identificados con la tragedia, saben que han sufrido, no será lo mismo esta Navidad, es seguro que se celebrará, pero también aumentará la desazón y disminuirá la esperanza. Porque nuestro estado no ha sido capaz de saltar la burocracia y poner por sobre cualquier traba a las personas. Priman los análisis más que la acción, estamos ante la desesperanza aprendida, en quienes efectivamente quieren creer en que pueden tener una mejor vida y sin riesgos. Lo merecen, lo necesitan, pero también debemos exigirlo, somos sociedad que nos coconstruimos.

Señores candidatos y autoridades vigentes, aprendamos que la prioridad es la gente, la prioridad es el ser humano, dentro de lo importante veamos lo urgente, y lo urgente siempre en la emergencia, debe ser la gente.

Aldo Sáez Cariz

OvalleHoy.cl