
Mientras algunos niños pueden comer maní a montones, a otros tan solo un maní puede matarlos. Un nuevo estudio sugiere una razón por la cual niños pueden desarrollar alergias alimentarias a veces mortales. Al nacer, su sangre es abundante en células que provocan una respuesta inmune hiperactiva.
Estudios pasados de algunos de los aproximadamente 6 millones de niños estadounidenses que han desarrollado alergias alimentarias proponen que estas anomalías comienzan a gestarse desde muy temprano. Los investigadores pueden echar antes un vistazo al sistema inmunológico del niño a través de una toma de muestra de sangre del bebé extraída del cordón umbilical. Han encontrado que la sangre de los niños que luego desarrollan alergias alimentarias contiene más señales químicas que provocan inflamación y concentraciones más bajas de lo normal de células T, que reducen las respuestas del sistema inmune.
Junto a sus colegas, la inmunóloga Yuxia Zhang del Instituto de Investigación Médica Walter y Eliza Hall en Parkville, Australia, reclutó a más de1.000 recién nacidos para entender qué cambios podrían ser la clave para el desarrollo de las alergias. Los investigadores analizaron las células inmunes de la muestra de sangre del cordón umbilical de los niños, luego, cuando los niños tenían 1 año el equipo fueron examinados para ver si eran alérgicos a una variedad de alimentos que incluía huevos, leche de vaca y maní.
Al momento de nacer, los niños que presentaron alergias alimentarias también mostraron índices elevados de un tipo de leucocito llamado monocito. Los monocitos forman la reserva del sistema inmunológico, así cuando nos enfermamos estos se transforman en células tales como los macrófagos que combaten a los patógenos. Zhang y sus colegas descubrieron que los monocitos de los niños más propensos a ser alérgicos no eran tan solo más numerosos, sino que también eran hiperactivos y reaccionaban más enérgicamente a las moléculas bacterianas que los monocitos de niños que no sufrían de alergias. En otras palabras, respondieron más agresivamente a posibles amenazas que los monocitos en niños de 1 año que no desarrollaron alergias.
Estudios previos no habían vinculado los monocitos hiperactivos a las alergias alimentarias en la niñez, por lo tanto los investigadores analizaron los efectos en otras células inmunes. En placas de cultivo, las señales emitidas por los monocitos de niños alérgicos hicieron/provocaron que las células T reguladoras naturales (que normalmente reprimen las reacciones alérgicas) hicieran lo opuesto; se transformaron en células T colaboradoras, las cuales provocan estas reacciones. Los mensajes moleculares de los monocitos también incentivan a las células T colaboradoras “indecisas” a que se conviertan en células T colaboradoras provoquen la alergia, informaron hoy de forma online en la revista Science Translational Medicine.
Zhang señala que según los resultados del estudio el sistema inmunológico de algunos niños “al nacer ya está preparado” para desarrollar alergias. Zhang declaró que no está claro por qué los niños propensos a ser alérgicos nacen con monocitos hiperactivos. Una madre podría exponerse a algo durante el embarazo, quizás en su comida, que altera el desarrollo inmunológico del bebé. Las diferencias genéticas también podría influir en la respuesta/sensibilidad de los monocitos.
“Esto propone un mecanismo en cierta forma diferente a como había sido antes”, comentó el inmunólogo Oliver Burton del Boston Children’s Hospital, que no participó en el estudio. Pero el gran número de niños involucrados en el estudio y el análisis cuidadoso de los autores hacen creíbles los resultados, señaló Burton.
“El artículo señala que los exámenes del laboratorio muestran que los recién nacidos que desarrollan alergias alimentarias podrían ser diferentes a los recién nacidos que no lo hacen”, señala el alergólogo e inmunólogo clínico Marshall Plaut del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (National Institute of Allergy and Infectious Diseases) en Bethesda, Maryland. Sin embargo, advierte que los investigadores aún necesitan confirmar que los monocitos en el cuerpo liberan las mismas señales químicas que los monocitos en el laboratorio.
Ya que las señales químicas liberadas por los monocitos hiperactivos producen inflamación el estudio propone que disminuir la inflamación podría detener las alergias. Los científicos sugieren que se necesita investigar más sobre medidas que se puedan tomar, tales como cambiar la dieta de la madre, lo que podría disminuir las inflamaciones.
Artículo original de la revista online www.sciencemag.com.
Traducción del inglés: Ana Toro Guerrero.