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El incierto futuro de Ovalle y sus alrededores

El cambio climático es como una sombra en lontananza que se aproxima inexorablemente a nuestra región, cuyos efectos se están sintiendo desde hace un tiempo y  donde se presume que en el corto plazo  su intensidad  aumentará sostenidamente  lo que afectará   de lleno  la vida de nuestros  hijos y nietos

Usted, al igual que yo, hace planes para el futuro y construye su visión sobre una plataforma que conoce. Pero ha de saber que, de acuerdo a informes especializados,  este escenario está cambiando  y  debemos  estar preparados para enfrentarlo.

En nuestra zona los síntomas  más visibles del CC   son  el aumento de la temperatura ( desde el año pasado las más altas de la historia)  y la disminución de las lluvias, lo que incidirá  directamente, entre muchos otros aspectos, en el abastecimiento del agua para la bebida  y en  su  falta  para la producción de alimentos y usos industriales.

Estudios  realizados por expertos predicen que ésta  será la región más afectada del país  siendo sus  síntomas  más impactantes los siguientes:

1.- Disponibilidad de agua superficial: Como consecuencia de la falta de precipitaciones, el agua procedente de las lluvias que escurre por cauces superficiales y subterráneos disminuirá a menos de 800 m3 /persona/año, muy por debajo de los 2.000 m3 /persona/año que se requieren como mínimo para el DESARROLLO SUSTENTABLE.

2.- Ciclo del agua: El cambio en la disponibilidad,  estacionalidad e intensidad de los caudales  se traducirá en  sequías   e  inundaciones  de mayor intensidad y con mayor frecuencia que las conocidas hasta ahora. (El  estudio es previo a las inundaciones registradas el pasado 2015)

3.- Bajo crecimiento: La economía regional, especialmente de la provincia del Limarí que vive de la agricultura, verá  afectada su crecimiento con pérdidas significativas. Las inversiones y los pagos de  compromisos entraran en compás de espera  lo que traerá como consecuencia directa  la disminución de la oferta de empleo y la baja en  la actividad  económica  del  comercio local.

Resumen, la demanda por agua aumentará exponencialmente y la oferta disminuirá drásticamente. La guerra por el agua se intensificará ¿Cómo enfrentarlo?

La respuesta se conoce desde hace  más  de  30 años. Los expertos vaticinaron el escenario en que hoy nos encontramos.

Desde entonces que se habla de la carretera hídrica. Antes ya se había hablado del río de la unidad. El problema es que el sentido de urgencia es diferente según sea el actor. Para algunos agricultores, tal como lo dicen diarios de la semana,  el tiempo de espera se  terminó y hoy sus predios se encuentran en remate. ¿Los primeros? Sí,  porque  sin seguridad de agua  ¿qué se puede hacer?

¿Seguir mirando para el cielo”? ¿Esperar 30 años más?.  Nadie lo resistiría. Es imperioso que nuestras autoridades, independiente del  partido político que sean,  dejen de considerar la sequía como  un problema “temporal” o de “año anormal” y hagan de una vez por todas los cambios estructurales que nuestro sistema de riego necesita. Los limarinos necesitamos que se  le ponga caratula de suma urgencia al Proyecto Carretera Hídrica o Planta Desaladora como  PRIORIDAD N °1  de las inversiones productivas regionales

Por ser éste un tema que escapa a la voluntad personal, somos conscientes de estar  absolutamente en manos de nuestras autoridades  Pero, si bien es cierto ellos son los llamados a tomar las decisiones sobre donde actuar y con qué premura hacerlo, nosotros somos los dolientes  y  por lo tanto, los llamados a tener que  recordárselos permanentemente.

Todos debemos tener  conciencia que sin agua, ninguno de nuestros proyectos personales, familiares  o sociales  podrá ser factible.

Héctor Alfaro Jeraldo

OvalleHoy.cl