Mientras el mundo vive una nueva Semana Santa en que se recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, nuestro Congreso Nacional debate y tramita el proyecto de ley enviado por el Gobierno sobre el aborto en sus tres causales.
Ante tal paradójica situación quisiera compartir con ustedes las palabras que emitieron dos grandes figuras a nivel mundial sobre el aborto. El Papa Juan Pablo II, señaló que “no hay privilegios ni excepciones para nadie para la eliminación de un ser humano inocente” y por otra parte la Beata Madre Teresa de Calcuta, dijo que “el aborto empobrecía a la gente desde el punto de vista espiritual y que ésta es la peor pobreza y la más difícil de superar y que los países ricos que permiten el aborto son los más pobres y necesitan que se rece por ellos porque ellos han legalizado el homicidio”. Por otra parte tanto la Iglesia Católica en su Concilio Vaticano II, la Evangélica y las diferentes agrupación pro-vida también rechazan este proyecto en su totalidad por varias razones, entre las cuales se encuentra la infracción al Quinto Mandamiento que nos dice «no matarás».
Por otro lado, tanto nuestra propia Constitución es sus artículos 1 y 19 número 1, el Código Sanitario, Penal, Civil, el Pacto de San José de Costa Rica (ratificado por Chile), la Declaración de los Derechos Humanos a la cual Chile está subscrito, entre otras muchas fuentes legales protegen la vida desde el momento de la concepción.
Este proyecto de ley no ha surgido como una necesidad de la medicina, ni de los médicos, ni tampoco constituiría un avance en esta materia ya que la mayoría de los abortos provocados no son por ninguna de las tres causales, sino que simplemente son embarazos no deseados y todo esto obedecería más bien a una mirada político ideológica equivocada.
Causal 1: Riesgo actual para la vida materna.
Esta indicación no aporta nada ya que los médicos siempre hemos aplicado los protocolos terapéuticos vigentes basados en la lex artis para proteger la vida de la madre en conjunto con la del feto. De hecho, si producto de un procedimiento, intervención o medicamento imprescindible para la madre, el feto en forma indirecta y no deseada es dañado, nos encontraríamos frente a un hecho que no es punible, por lo mismo hoy en día no existe ningún médico en Chile condenado, formalizado o investigado por proceder de este modo; por lo mismo los médicos no necesitamos de una ley abortiva para seguir haciendo nuestra labor.
Causal 2: La inviabilidad fetal.
Casos muy infrecuentes y además muy complejos y difíciles de diagnosticar, los cuales presentan un margen de error de un 60% a 70% el cual puede verse reducido y alcanzar un mayor grado de certeza, en una etapa avanzada del embarazo y cuando la ley ya no les permite hacer nada. De hecho, el argumento para sustentar esta causal es el de la supuesta carga que deben soportar las mujeres; pero esta causal no se apoya en estudios que avalen dicha afirmación; por otro lado el Colegio Real de Psiquiatría de Gran Bretaña, reunió abundante evidencia del grave daño psicológico que sufre la mujer al hacerse un aborto, por sentirse cómplice del asesinato de su hijo.
Causal 3: Violación.
Si bien es un delito que sin lugar a dudas es cruel, reprochable y absolutamente condenable; no podemos «reparar» el daño con otro delito de similares características como es la muerte de un ser indefenso e inocente. El castigo debiese ser para el victimario y no para las víctimas de este delito; por lo mismo el Gobierno en vez de promover el aborto, debiese endurecer las penas para este tipo de delitos y además darle el apoyo tanto a esa mujer como a su familia.
Estas tres causales con las cuales no estoy de acuerdo, podrían aumentar hasta llegar al aborto libre sin restricciones tal como lo solicitó vía Twitter la hija menor de la presidenta Bachelet, Sofía Henríquez, puesto que la legislación a favor del aborto trae más aborto y así lo demuestran las cifras de los países que lo han permitido y eso no los hace más libres.
Dra. Susana Verdugo Baraona.