Usted debe ser de los que se lamenta por la creciente congestión existente en las calles de Ovalle en los últimos años y que dificulta su traslado de un lado a otro de la ciudad en los momentos de mayor apuro.
Con toda seguridad se queda pegado en un “taco” en la avenida Manuel Peñafiel, o en la avenida Gobernadora Laura Pizarro en las mañanas cuando va a dejar a sus hijos al colegio y tiene que trasladarse enseguida a su trabajo y el jefe lo mira torcido cuando llega unos minutos después de la hora. O en la calle Socos o Independencia en las tardes cuando hace el recorrido inverso. Todo exacerbado por los conductores impacientes que se cuelgan de la bocina, en la convicción que eso solucionará el problema, y todos terminan enfermos de los nervios.
Una de las explicaciones a este fenómeno (que es consustancial a toda ciudad que crece) es por sus características originales de diseño, con escasas vías longitudinales, y la poca previsión de las autoridades de las últimas décadas que no se han preocupado de efectuar oportunamente las expropiaciones de terrenos para extender las que existen y ofrecer a los automovilistas nuevas alternativas de circulación. Eso aunque se trabaja en ampliar la avenida Costanera, se ha rehabilitado el antiguo camino a Limarí en la prolongación Libertad abajo, y se anuncia una vía diagonal en el sector oriente para comunicar la parte baja con la población Limarí, sin necesidad de recurrir a la avenida Manuel Peñafiel.
La explicación principal sin embargo obedecería al explosivo crecimiento del parque automotor de los últimos años. De acuerdo a estadísticas de la Dirección del Tránsito de Ovalle en el 2007 el número total de vehículos que renovaron permisos de circulación en la comuna (vehículos menores, de pasajeros, furgones, camiones, etc) fueron 13. 544; en 2008, 14. 988; en 2009 15. 540; en 2010, 16.878; en 2011, 18. 206; en 2012 19. 927; en 2013, 21. 840; en 2014, 23. 464 y en 2015, 24. 157. Eso quiere decir que desde 2007 a la fecha, el parque ha aumentado en 10. 613 vehículos, un número excesivo para una ciudad cuya capacidad vial apenas ha sido ampliada en ese mismo periodo.
Lo anterior sin contar los vehículos que a diario (y en especial en días de feria) llegan desde las comunas periféricas para vender o adquirir productos y se suman a los existentes en la ciudad.
Este crecimiento responde por una parte a la extensión urbana a sectores más apartados, por ejemplo camino a Huamalata, al sector Tuquí, sector La Chimba, Villa El Portal , etc, sin que se pueda satisfacer las necesidades de movilización de sus residentes porque para las líneas de buses y taxis colectivos es poco rentable llegar a esos lugares.
A eso se agrega nos señala Patricio Maurín, Director del Tránsito de Ovalle, a las facilidades que existen en la actualidad para adquirir nuevos vehículos, con el añadido que a menudo en una misma familia los cónyuges suelen tener cada uno su propia movilización, sin que se opte por la utilización de la locomoción colectiva, según aconsejan los expertos. Aunque hay quienes aseguran que los vehículos de locomoción colectiva son mas parte del problema de la congestión que de la solución.
Es probable que la puesta en marcha de la nueva semaforización en los próximos meses ayude a ordenar el tránsito en la ciudad, pero sin la habilitación de nuevas vías alternativas y la cooperación de los conductores, piensan muchos, el impacto que eso tendrá será proporcionalmente menor.