InicioultimasOpiniónNos olvidamos que hay un mejor médico y ese es Dios

Nos olvidamos que hay un mejor médico y ese es Dios

Como suceden los acontecimientos en la vida en los cuales muchas veces se siente que no se está preparado para asumir todas esas ventiscas  o vientos huracanados que nos desarman lo que se ha forjado, pero siempre estas situaciones límites nos muestran lo desamparados que estamos y eso produce desasosiegos que nos muestra nuestra debilidad tan humana que se olvida de lo esencial que es Dios.

Es cierto que nos cuesta asumir pero sobretodo alejar esos pensamientos que nublan el raciocinio y mirar que a lo largo de la vida y de lo que uno es, esta Dios, solo basta recordar como salimos al mundo del vientre de la madre, ese en el cual se nos limpia para abrir nuestros ojos y respirar esa vida que nos hace lanzar nuestro primer llanto, porque se siente el frio al no estar dentro; en el cual somos protegidos por 9 meses y alimentados no se quisiera salir, es algo que no se puede percibir solo se deja llevar.
Así muchas veces nos ocurre que queremos cerrar nuestros ojos para no ver, cerrar nuestras sensaciones para no sentir, negar para no asumir y no entender que Dios es quien nos sostiene, nos protege, nos ama solo basta confiar y dejar que actué en la vida, la cual es un regalo inmerecido que no sabemos apreciar.

Cuantas veces nos hemos sentido solos y de la nada hay alguien que nos acompaña con una sonrisa, una palabra, ese es el aliento de Dios que se vale de cualquier circunstancia para que se aprecie su fidelidad y su amor infinito. Pero las debilidades que muchas veces tenemos no nos hacen comprender su presencia o negamos su actuar.

Al pasar los años se percibe que la vida es un regalo inmerecido que algunos no valoran o destruyen con un sinnúmero de atentados que van disminuyendo lo inapreciable que es el cuerpo humano con una sincronización tal que nos sostiene desde la cabeza a los pies, solo basta con detenerse un momento para mirarse a sí mismo y pensar que hermoso es este don de la vida.

Vale la pena vivir ya que con solo despertar a un nuevo día, tomar el primer respiro y sentir el aire que nos da el oxígeno, la fuerza para avanzar y ponerse a caminar por donde vamos dejando una impronta de nuestras huellas, creando lazos que muchas veces perduran a través de los años, pero con el convencimiento que hemos tratado de ser mejor persona a pesar de que muchas veces se tiene limitaciones pero siempre respetando a todos.

Siempre ayudémonos en crecer, en ser tolerantes, en derribar miedos, en ser sostén para los que están en dificultad, en dar gracias a Dios y a las personas con las cuales a lo largo de la vida nos han acompañado en este caminar, sin dejar de lado el mayor sostén la familia con la cual se vive el día a día; se descubre el amor con la persona con la cual hemos cimentado el amor, luego los hijos y hoy los nietos. Cómo no sentirse privilegiado con lo que hemos alcanzado a lo largo de estos años que enumerarlos no alcanzarían ya que son demasiados las bendiciones que Dios me ha dado en estos años y hacer la vida un poco menos pesada a los que nos rodean, mejorando un poco el mundo en que se vive, poniendo al servicio de los más necesitados nuestras capacidades, dar alegría y felicidad  al triste, compartir el pan con el hambriento, acompañar al enfermo, dando una palabra de aliento.

Este escrito nace por lo sucedido con mi nieto Salvador que nos descolocó como familia ya que en un primer momento con el diagnostico se nubló todo y pensamos el peor escenario que nos diagnosticó el médico; pero se operó y se envió a biopsia este pequeño tumor, nos olvidamos que hay un mejor médico y ese es Dios que obró; ya que no es algo maligno solo confiar en él para que no aparezcan nuevas situaciones y seguir confiando entregando a mi hija la fuerza que ella necesita para afrontar con optimismo el mañana.

Hoy solo vale disfrutar en compañía de ese círculo tan íntimo que es la familia donde mi esposa Gleny es el centro y mis hijos Angela, Hugo, Yasmin son mi mejor sustento y mis bellos nietos Samantha, Lucas, Salvador, Magdalena, Cristóbal son la nueva sabía que vienen a llenar la vida de alegría y gozo.

Los años van pasando donde cada día vemos a través de las canas son la sabiduría que hemos desplegado y el esfuerzo para vivir el día a día con el sacrificio que se realiza sabiendo que los frutos a lo largo de la vida son los lazos fuertes para preparar la partida con el logro de haber dado lo mejor dentro de las limitaciones que se tiene.

«Ustedes saben que pueden contar conmigo, ni poco ni mucho, sino siempre pueden contar conmigo.
Hagamos un trato yo quisiera contar con ustedes es tan lindo saber que ustedes existen.
Y cuando digo contar, no pido ni poco ni mucho, ni tampoco que acudan presurosos en mi auxilio.
Sino que lo que quiero es saber a ciencia cierta que ustedes están seguros que pueden contar conmigo.(Mario Benedetti)

Dios me ayude, a cumplir este anhelo expresado a través de este poema.

Hugo Ramírez Cordova.

OvalleHoy.cl