Todavía me acuerdo cuando era niño y había que comunicarse con algún amigo o familiar que vivía fuera de Chile, la única opción era mandarle una carta, el teléfono era carísimo. Era todo un arte, primero escribir la carta, llevarla al correo, luego esperar y cruzar los dedos a que llegara a destino varias semanas después y finalmente ir al correo cada cierto tiempo a esperar que llegara la tan ansiada respuesta… Eran otros tiempos.
Hoy día eso es impensado, es imposible que nuestros hijos adolecentes entiendan ese proceso de la espera y la paciencia, hoy día todo es urgente, todo es inmediato, todo es para ayer. Si se perdió la pelota de fútbol, uno va al supermercado y la compra en minutos, lo mismo pasa con cualquier bien o servicio. Lo más preocupante, es que no nos importa mucho como pagarlos , porque hoy en día tenemos múltiples opciones, tales como tarjetas de diferentes multitiendas, tarjetas de crédito o bien, los casi extintos cheques.
Ya no tenemos que esperar a que nos paguen el sueldo para salir de compras, como antiguamente lo hacían nuestros padres y abuelos. Hoy está todo al alcance de la mano, incluso «sin movernos de nuestro escritorio» como rezaba la publicidad ochentera, que ya en ese tiempo nos invitaba a endeudarnos. A esto sumémosle la cautivante y espléndida publicidad que nos hace cada día «necesitar» más cosas materiales.
No tengo dudas que estos son tiempos mucho mejores. Si tenemos nuestras prioridades bien puestas y tomamos una deuda responsablemente, nuestra calidad de vida va a mejorar de todas maneras, vamos a poder acceder a bienes que de otra manera tendríamos que esperar mucho tiempo, o que sencillamente no podríamos tener.
Pero para eso, el orden y la información son claves. Partamos por un dato relevante, según el último estudio de la SBIF ( superintendencia de bancos e instituciones financieras), la deuda promedio de los chilenos en tarjetas y líneas de crédito es de 1.9 millones de pesos, y si a eso le sumamos el interés anual por la deuda de la tarjeta de crédito que asciende al 26.61%, tenemos un resultado bastante desalentador. Los chilenos estamos endeudados mucho más de lo que debiéramos.
Desafortunadamente, como vivimos en el hemisferio sur nos tocan una serie de gastos seguidos: Navidad, año nuevo y vacaciones de verano. Como es de esperar, los gastos se multiplican y finalmente llegamos al temido Marzo chuteando las cuotas para tres, seis o incluso doce meses más adelante. Por eso mismo, en estas fiestas de fin de año mi recomendación es no volvernos locos comprando regalos y endeudándonos más de lo necesario. Las mismas cosas que se compren antes de Navidad van a estar a precios rebajados en las liquidaciones de verano, que parten pocos días después del año nuevo.
Probablemente este no era el mensaje de fin de año que la mayoría de la gente quiere oír, pero siempre es muy necesario tenerlo presente. Es preferible pasar un fin de año más sencillo que después, a mitad de año, estar lamentándose por no poder pagar esa cuota de ese televisor ultra HD de muchas pulgadas que probablemente cumple la misma función que el que teníamos antes.
Fomentemos el arte de la paciencia y aprender a esperar, son virtudes súper escasas que hoy más que nunca deberíamos tener presentes.
¡Feliz Navidad!
Cristóbal Gouhaneh C.
Director Comercial – Buena Vista Capital