Para los deportistas es una pesadilla. Para otros materia de risa, una película de los Tres Chiflados o un episodio del Jappening con Ja. Me refiero a lo del Estadio Municipal de Ovalle.
Porque es inevitable la pregunta. ¿Cómo es posible que profesionales, directivos, autoridades que se supone eficientes y con las competencias necesarias hagan tanta chambonada prolongándose en el tiempo?
Ahora, a pocas semanas de la entrega de la obra descubren que existe un sector de la cancha donde presuntamente aún existen vestigios de la culturas originarias. ¿O lo sabían de antes y no quisieron informarlo para no inquietar a la comunidad deportiva? . ¿No existe acaso en la empresa que ejecuta las obras un arqueólogo que se encargaría de cautelar que en caso de nuevos hallazgos, estos tuvieran atención oportuna y de esta manera dar continuidad al proyecto sin que este sufriera alteraciones o dilaciones.
El problema está en un sector que es uno de los más sensibles del proyecto: el de la cancha de futbol, el que recién a mediados de diciembre podría ser liberado por el CNMN o, al contrario, la espera podría transformarse en indefinida.
¿Y ahora qué? ¿Tendremos que esperar que el Consejo de Monumentos Nacionales otra vez se tome todo el tiempo del mundo para intervenir como lo hizo en un pasado reciente? ¿Para que contrate expertos y arqueólogos e intervenga el lugar por un periodo indeterminado?. ¿Habrá que hacer nuevos suplementos presupuestarios al proyecto y una vez más el Consejo Regional tenga que estrujar sus faltriqueras para tratar de salvar el entuerto?
A pocos metros del lugar, al otro lado de la gradería en la población Fray Jorge, una empresa contratista de Aguas del Valle ha estado en las últimas semanas realizando trabajos de excavación de varios cientos de metros de largo, en el cuadrante entre las calles Augusto D’Halmar- Yungay- Avenida La Chimba y Alberto Blest Gana. ¿Alguien fiscaliza estas obras que han requerido el uso de maquinaria pesada y con al menos dos metros de profundidad en algunos tramos? Y estamos hablando del mismo sector en el que hace algunos años fueron descubiertos los últimos más importantes vestigios de culturas indígenas, muy superiores a los encontrados en los últimos meses en el recinto del estadio. ¿O existe un parámetro distinto para cautelar lo que hace la empresa privada?
Ahora bien. El Estadio ya no será entregado en diciembre, como anuncia el gran cartel a la entrada, sino ( con suerte) en marzo, ante la impaciencia de cientos de deportistas que esperaban tener el recinto para la práctica de su deporte favorito. No sólo gente del futbol profesional, sino también el amateur, el rural, el atletismo, etc.
El de la cancha, no es un tema que se solucione de un día para otro. Una cancha empastada de manera natural requiere un proceso largo y complejo. Requiere de un sistema subterráneo de drenajes, requiere de un terreno arado, requiere de una siembra de semilla y un posterior cuidado del mismo para que este surja y crezca de manera uniforme y sano en todos los rincones del mismo. Es decir, un proceso de no menos de tres meses.
Lo cierto es que desde el inicio del proyecto en el 2009, este ha estado tachonado de errores, desaciertos o derechamente chambonadas que para unos (los deportistas) han sido una verdadera pesadilla, en tanto que para otros ya parece una rutina del Japening con Ja o de Kramer.
Incluso ya se está comenzando a decir en las redes sociales: De los mismos creadores del “Puente Cau Cau”, llega a Ovalle la producción “Pesadilla en la calle La Chimba”.
Bueno, tal vez hasta sea preferible tomarlo con humor.
M.B.I.