“¿Quién controla esto, ruido infernal, confunden potencia con sonido”. El reclamo no es mío, sino el de un comerciante ubicado frente a la plaza de Ovalle. Y no deja de tener razón, pues en su negocio se hace casi imposible escucharse a dos metros de distancia.
El problema sin embargo no es sólo la plaza, y lo hemos dicho muchas veces en todos los tonos, pero nadie escucha (debe ser por el ruido). También se extiende a otras arterias del centro comercial de la ciudad.
Por ejemplo el paseo peatonal , en especial en esta época de fin de año, es un verdadero calvario atravesarlo, por la existencia de parlantes en las puertas de numerosos locales comerciales, u oferta de música envasada, cuyos propietarios tienen la convicción que a mayor volumen de sus parlantes captará mayor cantidad de clientes , lo que a mi juicio es inversamente proporcional. Numerosas personas, en especial de la tercera edad y niños, evitan aquellos negocios en los que el volumen de los parlantes interiores es superior a lo normal, como ya está ocurriendo en supermercados que en algunos horarios parecen discotecas.
¿Qué se entiende por “normal”?
El nivel de ruido se mide en decibelios (dB). El límite recomendado como tolerable por la OMS es de 65 decibelios durante el día y 55 por la noche. Si se supera este tope, comienzan los problemas de salud para quienes son sometidos a diario y durante varias horas sostenidas.
Trabajadores de tiendas y negocios del paseo peatonal en los últimos meses me han confidenciado los problemas que sufren por este ataque sostenido durante largas horas, y de los inútiles esfuerzos realizados por sus representantes y propietarios de negocios para intentar reducir este bombardeo de decibelios que proviene desde la calle.
¿Es verdad eso?
Para comprobarlo, el viernes 23 de diciembre, con un sonómetro en mano (equipo que sirve para medir la contaminación acústica) y una cámara, (vea el video más abajo) recorrimos el paseo peatonal entre las calles Coquimbo y Arauco. La medición arrojó rangos entre los 75 decibelios y los 83, esto último en los veinte primeros metros del recorrido. El promedio fue de 81. Claramente lejos superior a la normal permitida.
Y no hay necesidad de usar un instrumento para detectarlo. ¿Cómo las autoridades no lo advierten y le ponen el cascabel al gato?
M.B.I.