Ésta es una invitación a esos desarrolladores, emprendedores y empresarios, especialmente de nuestra provincia y comuna, a impulsar posibilidades innovadoras que van más allá que sólo la venta directa y el destino, involucrándose más en la creación de historias, en saciar la necesidad y curiosidad del turista.
El efecto decisivo de los emprendedores y empresas en turismo consiste en poseer las competencias y la creatividad suficiente para hacer cosas, fracasando muchas veces en ellas y sobre todo, teniendo la capacidad de reinventarlas, dando de baja aquellas que hay que desestimar y potenciando experiencias que constituirán finalmente un valor agregado que va más allá de las bonitas postales y ofertas imperdibles.
Es necesario ponerse a pensar que hoy en día experiencias en turismo tienen que sobreponerse a la clásica tentación de convertir ciertos lugares o destinos en una moda, generando apuestas que estén diseñadas a escala humana, o sea, pensadas para superar las expectativas básicas de los visitantes.
Por ejemplo, miles de personas y determinadas empresas en nuestra región y comuna adoptaron a Facebook como plataforma para transmitir a otros parte de su diario quehacer, representando para los segundos una “innovación” digital que además les permite monitorear en tiempo real qué es lo que sucede a nuestro alrededor. Esta red social permite vincular a los turistas y sus historias, experiencias de viaje, fotos y videos, transformándola en una comunidad inagotable donde es posible encontrar, entre otras cosas, información.
Sin embargo, podemos observar que esta obsesión implica en la mayoría de los casos dejar de alimentarlas con historias de real valor, carentes de apuestas innovadoras, transformándolas en publicaciones auto-referentes que exclusivamente hablan de quién soy y qué hago, en vez de enfocarse en re-diseñar soluciones y productos para que los viajes, los servicios y destinos ofrecidos no sean perecederos, sino que se transformen en algo que permita extender y amplificar las experiencias: “poder contar y crear historias a partir de las experiencias de otros, no sólo a través de las nuestras”.
Resulta muchas veces frustrante que al parecer los emprendedores y empresas locales de turismo sólo están viendo el sitial de la cadena de valor que está de su lado y es obvio preguntarse por el paradero de iniciativas que permitan incorporar en una comunidad global integrada a clientes internos, proveedores, mayoristas y sus agencias, gremios y sus asociados, en una mirada mucho más panorámica, amplia e integradora.
No pretendo hacer de ciego sólo para formular una crítica ante lo que es obvio. Me planteo algunas realidades frente esta problemática (que obviamente no son absolutas), y es que la mayor parte de nuestro turismo local no explotado viene dado de la mano del turismo rural, familiar y casi artesanal. El grueso de nuestros pocos operadores trabajan basados en la demanda y sus niveles de oferta son limitados, se afanan en el contacto directo, en esperar a que el viajero llegue al destino y en pelear codo a codo la venta.
Ésta reflexión es más bien una invitación a esos desarrolladores, emprendedores y empresarios, especialmente de nuestra provincia y comuna, a impulsar posibilidades innovadoras que van más allá que sólo la venta directa y el destino, involucrándose más en la creación de historias, en saciar la necesidad y curiosidad del turista. El momento de la venta sólo es parte de la sinfonía completa, y no alcanza a ser el último acorde. Hay mucho por ver, hacer, rehacer, mejorar y sobre todo re-crear.
Como provincia y especialmente como comuna tenemos atractivos privilegiados, pueblos pintorescos de gran historia y tradición, paisajes inspiradores, flora y fauna endémica (algo mal conservada, pero aun queda), y un recurso que aun nadie ha terminado por descubrir: su gente. Todo este collage nos brinda la posibilidad de contar historias a un sólo click de distancia.
El mundo y las personas están ahí, cambiando a cada rato. No corras ni menos elijas todos los caminos “digitales” para llegar a ellos; no conviertas tú oferta en un catálogo estático y monotemático. No te enfoques sólo en vender a Ovalle y el Limarí porque sí; conversa, escucha activamente, da motivos para iniciar un diálogo; sorprende y emociona. Aprovecha las posibilidades de innovar en el mundo de las plataformas digitales, compartiendo verdaderas experiencias, recordando que «quien comparte aporta».
Finalmente, no se tiene que confundir “innovar” con hacer siempre lo último o lo más novedoso, pero tampoco te puedes quedar esperando el momento justo para hacerlo. Considera tus posibilidades y úsalas, aprendiendo en la práctica y el uso continuo. Haz de la innovación en turismo tú hábito.