Voy a la inauguración de una exposición de pintura y me sorprende la cantidad de asistentes en la sala. A estas actividades suelen ir, además del artista y su familia, pintores de la ciudad, el alcalde, y uno o dos concejales, un par de periodistas (por el cóctel) y punto.
– ¿Y esos quienes son? – le pego con el codo en las costillas al Juancho, que está sentado al lado mío, mostrando a un grupo de personas que no conozco y están en los primeros asientos.
– Son candidatos – me dice volviendo a prestar atención al maestro de ceremonia.
¡Ah, claro! Es que son 82 los postulantes a un puesto en el Consejo Regional que participarán en las proximas elecciones de fin de año.
– ¡Pero tantos!
– También hay candidatos a diputado – me agrega el Juancho, que es candidato a artista. Él ha participado en dos exposiciones colectivas y sigue haciéndole empeño en una para él solo.
Cuando termina la ceremonia los candidatos se acercan al artista para felicitarlo, y decirle lo que les ha gustado sus cuadros.
Minutos más tarde uno se me aproxima con una copa de piscosour en mano para saludarme como si me conociera de toda la vida.
– ¡Usted también pinta, verdad? – me pregunta.
– No, escribo.
No me atrevo a decirle que vengo sólamente por el coctel.
– ¡Ah, pero claro, si he leido algunos de sus poemas. ¡Son muy buenos! – afirma él sin embargo.
Me siento halagado, aunque nunca he escrito un poema. Pero el tipo me ha caido simpático. Tal vez vote por él en noviembre.
Finalmente se van casi todos juntos, luego de despedirse del artista dueño de casa.
– Van a la presentación de un libro que hay por acá cerca – me explica el Juancho.
No sé porqué creo descubrir en él un tonillo de ironía.
Para mí está bien. Esto ayuda a aumentar el número de asistentes a las inauguraciones de exposiciones de pintura, presentaciones de libros, etc., actividades a las que suele asistir muy poca gente.
– ¡Y tú no ibas de candidato a algo en estas elecciones? – me pregunta de pronto mi amigo.
Mala idea. La Gorda, mi esposa lo fulmina con la mirada. Ese es un tema tabú en mi casa.
– No, para nada – me apresuro a rectificar – Es que no tengo espíritu de servicio público – añado.
Cuando vamos de regreso a casa, la Gorda me advierte :
– Que ni se te ocurra ser candidato a algo.
Claro que no. Me imagino yendo en manada a las inauguraciones de pintura y comentándole al pintor:
– ¿Sabe? Me encantan sus cuadros.. ¿es estilo figurativo, no es así?
Es que además de no tener idea de pintura, no tengo para nada espíritu de servicio público. En serio.
Mario Banic Illanes
Escritor