Gracias a beca del Instituto Confucio cuatro estudiantes de chino mandarín realizaron una pasantía de 19 días en la Universidad de Anhui en la ciudad de Hefei, al sur este del país asiático.
A pesar del cansancio, el dolor de espalda, luego de un viaje de casi cuarenta horas, desde Ovalle hasta Shanghai; del calor húmedo e intenso, que agobia, que entorpece y que a veces, incluso dificulta respirar; Yuri Gallardo, Patricio Araya, Joseph Castillo y Claudia Guerra no pueden borrar de sus rostros una gran sonrisa y el halo de felicidad y expectación que los rodea: han bajado del avión y pisan por primera vez suelo chino, prestos a vivir una experiencia que los colmará de conocimientos y recuerdos inolvidables.
Por diversas razones, hace un año, apostaron por estudiar chino mandarín en el Instituto Confucio en Ovalle.Después de unos meses de clases se prepararon para rendir el examen internacional Hanyu Shuiping Kaoshi (HSK), que mide el nivel del idioma y luego de aprobarlo tuvieron la posibilidad de postular a una beca del Instituto Confucio para participar en el Campamento de Verano de la Universidad de Anhui, en el mes de julio de este año.
Durante casi tres semanas visitaron museos, parques, reservas naturales, pueblos históricos que son patrimonio de la humanidad y grandes ciudades, además asistieron a clases de chino mandarín y de cultura china. Junto a otros 15 chilenos y una colombiana, provenientes de distintas ciudades del país y que también se adjudicaron la beca como estudiantes del Instituto Confucio, compartieron el asombro, felicidad e intensidad de una aventura única.
Tradición y modernidad
Lo que más llamó la atención de los viajeros, fue el hecho de que en China han sabido mantener y promover sus tradiciones, no solo entre sus connacionales, sino que también las difunden entre quienes visitan el país asiático.
Por eso, dentro del itinerario los ovallinos visitaron los museos de Historia de la Universidad de Anhui, de la Provincia de Anhui y de los Famosos de Anhui, además de recorrer el pueblo antiguo de Huizhou, el pueblo Hongcun, el Templo del Buda de Jade en Shanghai, que mantienen viva la historia milenaria de China.
Patricio Araya, Técnico en Enfermería, quien participó en el campamento de verano dijo que lo que más le marcó de China en su estadía en la Universidad de Anhui fue “más que nada su cultura y que ellos todavía están promoviendo su caligrafía, la pintura tradicional, los profesores, todos tienen magíster, doctorados, y si bien ellos destacan mucho los avances científicos que tienen, no dejan de lado su cultura y eso es lo que más atrae”.
Tradiciones que los chinos han sabido conjugar muy bien con el desarrollo tecnológico, que hoy es una de sus principales metas. Por ello, el viaje incluyó una visita a la fábrica de autos JAC en la ciudad de Hefei, además de una estadía en la moderna ciudad de Shanghai que con sus grandes rascacielos, avenidas, pasos sobre nivel, áreas verdes y centros comerciales no dejo indiferente a los chilenos.
“En China todo es muy grande, desde la universidad que nos hospedó, que es prácticamente una ciudad, grande como el centro de Ovalle, con un estadio y un hotel incluido. La tecnología se ve en todos lados, en los autobuses, en las estaciones de metro, en los mall, todo se paga con el celular. Además, nos llamó mucho la atención la pulcritud de sus espacios públicos y los puestos de control de seguridad en estaciones de tren, metro y lugares turísticos, nos sentimos muy seguros durante el viaje”, comentó Claudia Guerra, periodista que fue parte de la comitiva de ovallinos.
Sueño cumplido
Para Yuri Gallardo el haber pisado la tierra de Confucio fue todo un sueño cumplido, ya que desde hace años ella estaba interesada en conocer más de la cultura asiática, además de aprender alguno de sus idiomas. Cuando empezó a estudiar chino mandarín en el Instituto Confucio ella ya tenía como meta postular al campamento de verano.
La joven, que ejerce como Técnico en Educación Especial en una escuela de lenguaje ovallina, dijo que para ella esta experiencia“fue espectacular, desde que te avisan que fuiste seleccionado para el campamento; luego viajar, llegar allá, conocer nuevas personas, conocer China fue maravilloso, porque es lo que soñaba, cumplir mi mayor sueño fue muy bueno. Conocer gente, las voluntarias chinas que nos ayudaron, llegar a Shanghai y ver una ciudad espectacular, todo era nuevo y bonito”.
Hospitalidad que invita a volver
De regreso en Chile, los ovallinos que participaron del campamento de verano destacaron la hospitalidad con la que fueron tratados por las voluntarias de laUniversidad de Anhui, estudiantes de español quienes fueron sus guías tanto en las salidas turísticas como en las diversas clases de chino y cultura china.
“Las voluntarias estuvieron siempre preocupadas de nosotros, de guiarnos, de resolver nuestras dudas y explicarnos lo que no entendíamos, sobre todo nos ayudaban a elegir nuestra comida en los casinos de la universidad y nos enseñaban muchas cosas sobre su cultura y su idioma”, agregó Claudia Guerra.
A su vez, Joseph Castillo, comerciante dijo que a él le llamó la atención “la simplicidad del chino, cómo está enfocado en la vida, no sé si por el sistema político o cultural, pero tienen una visión de enfrentar la vida o de desarrollarse, como si nacieran ya con un proyecto”.
Por todas estas razones, los cuatro ovallinos aseguraron que volverían nuevamente a China e invitaron a todos quienes estén interesados en estudiar chino mandarín a soñar con un viaje como el que ellos realizaron.
“Que la gente se motive, porque yo igual lo veía lejano ir a China, pero participé de los cursos, estudié, me esforcé y lo logré. Nunca antes iba a pensar que podría ir a China, pero lo logré”, sentenció Yuri Gallardo.