InicioultimasArtes y CulturaBitácora de un bibliomóvil: ¿Y pierden muchos libros en el Dibamóvil?

Bitácora de un bibliomóvil: ¿Y pierden muchos libros en el Dibamóvil?

Hay un dicho que a cualquier bibliotecario o a quien ejerce esta tarea le hace un ruido enorme en la cabeza: “Tonto es quien presta un libro, y más tonto el que lo devuelve». Esa frase siempre está ahí, no sólo en la cabeza de quienes hacemos las bibliotecas sino principalmente en quienes son ajenos a una biblioteca.

El Dibamóvil no escapa a esta realidad y a ese prejuicio con la típica pregunta: ¿Y pierden muchos libros? Mi respuesta siempre es la misma: No sólo los bibliomóviles tienen libros que se demoran en regresar, también ocurre en las bibliotecas tradicionales. Tras eso, paso a explicar qué significa una pérdida de libro.

Porque quizás el concepto “pérdida” es diferente para quienes trabajamos en una biblioteca ya sea fija o móvil. Para la mayoría de los encargados de bibliotecas, el retraso de un usuario en devolver no es considerado una “pérdida”. Es una oportunidad. Oportunidad para que otros lean ese libro. Finalmente el objetivo es la lectura. Ahora bien, hay de todo, usuarios que son más olvidadizos que otros. Pero quisiera centrarme en los responsables, que para los efectos de esta columna, es más positivo.

Precisamente hace unos días llegaron 2 libros al Museo del Limarí, en donde tenemos nuestra sede. Los recibo y en la sección dedicada a la fecha de entrega original dice: 24 de septiembre de 2012. Sí han pasado 6 años. Y es habitual que ocurra. Muchas veces llegan libros de devolución con lapsos de 5 años, 6, 2 o un año. Los usuarios siempre preguntan: “¿Tengo multa?”, explico que idealmente sería que el libro vuelva en la fecha original tras un mes, periodo que damos a todos los puntos de préstamo. Pero si se tardó siempre hay una buena explicación. Muchas veces las razones obedecen a cambios de casas, de trabajos, de traslados, etcétera. Lo importante es que regrese el libro les digo y que no vuelva a suceder.

A pesar de que hace mucho he adoptado la práctica de pegar un pequeño aviso en cada libro que dice: “Si estás atrasado, comunícate al e-mail dibamovil4@yahoo.cl o a los teléfonos…” , es inevitable que los usuarios generalmente se demoren en regresarlos. Pero lo relevante es que vuelvan. Cuando llegan tras varios años es motivo de alegría porque significa que efectivamente el usuario nunca tuvo la intención de tardarse o de apropiarse del ejemplar. Y que además, a pesar de todo hay un compromiso con el servicio.
Muchas veces las demoras se producen por fallecimiento de los usuarios y eso es aún más triste.

La diferencia con la “pérdida” es que el usuario llega a la biblioteca y explica: “Perdí el libro me lo robaron, no sé donde quedó”. Ahí oficialmente es una pérdida y la verdad eso ocurre poco. Generalmente los usuarios de bibliotecas móviles son muy comprometidos con el rol de la biblioteca y de que si un libro no regresa, es coartar la oportunidad a otro lector de aprender o de disfrutarlo y además de perjudicar a la biblioteca.

Ahora bien, los préstamos de libros y retrasos de libros están vinculados a un sistema on line llamado “Aleph” y que sincroniza todas las bibliotecas públicas del país. Y si un usuario olvida entregar en Arica y se cambia de casa a Punta Arenas y pide en la biblioteca de Punta Arenas, no podrá hacerlo, ya que el sistema hace un bloqueo del usuario hasta que no se ponga al día en la biblioteca de Arica. Así de eficientes son hoy las bibliotecas públicas. Por lo tanto, el margen de “pérdida” es cada vez más estrecho.

Volviendo al tema positivo hay usuarios tan responsables y maravillosos que faltaría espacio para contar tantas anécdotas de usuarios del bibliomóvil que a pesar de los problemas regresan con sus libros. Por ejemplo en la zona costera de Guanaqueros teníamos un usuario que trabajaba en el mar y sus libros siempre llegaban húmedos. Jamás lo reprenderíamos por eso. Se entendía que en las noches de pesca se humedecía el libro en el bote. O aquel usuario que tuvo un incendio en casa y se quemó en parte el libro y lo entregó igual, lo que se agradece porque de esa manera se puede dar la baja del ejemplar. Esos gestos de compromiso hablan de la maravillosa relación entre un bibliomóvil y su usuario, que va más allá de la simple atención tras un mesón. Hay una relación profunda y bella que en 20 años, muchos de ellos han crecido junto a nosotros o han perdido sus vidas dejándonos sus conversaciones o recuerdos.

Seguimos en la huella de estos 20 años abriendo caminos a la lectura.

Por Rodrigo Araya Elorza

OvalleHoy.cl