Cuando caminábamos al mediodía de hoy por el paseo peatonal , un transeúnte conocido lector de OvalleHOY nos hace reparar en un joven que llevaba un carro de supermercado en dirección oriente.
Lo asombroso era el contenido del carro: bolsas con monedas, cubiertas por algo que parecía ropa, aunque se podía ver con claridad y aún desde distancia las características de la carga.
¿Cuántas bolsas? ¿Diez? ¿Cada una con cuanta cantidad de dinero? Era difícil precisarlo.
Nuestro informante, mientras caminábamos y mirábamos como el joven se perdía a la distancia, nos hizo notar lo incomprensible que después de todos los hechos ocurridos en las últimas semanas de personas que transportando dinero han sido atacas por delincuentes para arrebatarselo, una empresa enviara a un empleado (vestía una polera de una empresa del sector) de manera tan desaprensiva, sin ninguna protección.
“Como que están tentando al diablo, no le parece?”, comenta.