Lo que se celebró el día domingo 20 de mayo del año recién pasado, NO fue una elección, ésta “consulta” que se realizó en Venezuela para escoger al Presidente de la República y a los consejos legislativos estatales, violó de manera sistemática los principios del derecho electoral, pues no garantizó la independencia, la legalidad, la transparencia, la confiabilidad, la publicidad y la libertad de elegir. La misma OEA, el G-20, la Unión Europea y el Grupo Lima, declararon la invalidez de estas presuntas elecciones, pues tuvieron en consideración el mega-fraude consumado por el régimen de Maduro y por la carencia de toda legitimidad democrática.
Pues en dichos comicios se vulneraron gravemente los principales estándares de una elección auténtica, ya que nos encontrábamos frente a un proceso totalmente viciado, en el cual se incumplieron todos los estándares mínimos necesarios para poder aprobar, ponderar o simplemente decir que ésta fue una elección democrática. En dichos comicios ni siquiera pudo participar la oposición de manera libre, pues sus principales dirigentes se encontraban y se encuentran, encarcelados o exiliados y además de ello, éste proceso no contó ni siquiera con una supervisión electoral internacional independiente que pudiera resguardar, velar de que las “elecciones” se desarrollaran en las mejores condiciones de libertad y confiabilidad.
A tal punto ha llegado a ser desconocida la legitimidad del resultado de ésta elección que números países de nuestra región, entre ellos el nuestro, no reconocen dicho resultado. En todo caso y lamentablemente para el pueblo venezolano, era previsible que Maduro y su Asamblea Constituyente seguirían apernados y adelante con su decisión ideológica de transitar al socialismo y “construir” la revolución prometida por Hugo Chávez, que más que construcción es una verdadera destrucción que ha llevado a éste hermosísimo país a la miseria a una crisis humanitaria nunca antes vista.
Lo que podría haber sido una verdadera fiesta democrática, como ocurre en numerosos países, en Venezuela, se ha convertido en un verdadero fiasco, pues no ha hecho más que consolidad una tiranía, un absolutismo, una opresión, una intolerancia, un despotismo gravísimo, en donde se ocupan medidas políticas de coacción y coerción para así perpetuarse en el poder.
Frente a éste nuevo escenario que le espera a Venezuela o más bien la continuación de una mala obra, es que parte de la colonia venezolana avecindada en nuestra ciudad, manifestaron con justa razón y derecho en nuestra Plaza de Armas, en contra del nuevo período presidencial que sume Maduro, pues éstos consideraban que por más que el Gobierno ilegítimo de Nicolás Maduro, tratara de “disfrazar” la ceremonia de juramento como un acto democrático, un acto oficial, no dejaba de ser más que una puesta en escena para continuar con su narco-dictadura. Ya que éste no fue elegido democráticamente por el pueblo venezolano, sino que se impuso por medio de argucias, ardides, tretas, artificios, mañas y artimañas, porque en eso él y los suyos son expertos.
Fuerza pueblo venezolano, estamos con ustedes, ¡no hay mal que dure cien años!, pronto ésta pesadilla terminará y si quieren, podrán regresar a sus tierras, a sus raíces, pues nunca es fácil el tener que salir del propio país porque éste se encuentre en ruinas, en una crisis humanitaria insostenible, como dice nuestro Presidente, ya llegarán tiempos mejores.
Es tarea de todos decir, basta ya de tantos abusos, de tanta miseria, de tanta ambición, de querer perpetuarse en el Poder a costo de miles de vidas de inocentes, estas no fueron elecciones democráticas, sino fraudulentas, que sólo hacen que se perpetúe la tiranía y la opresión y por más que las intenten “disfrazar” de que se trata de un proceso ajustado a derecho, no lo lograrán… ¡que viva la libertad! y que ¡viva Venezuela libre!.
Susana Verdugo Baraona.
