Ante esto, los adultos mayores, los niños pequeños, los lactantes, los obesos y las personas con enfermedades crónicas el principal grupo de riesgo en la población.
Nuestra Región los últimos años, ha venido enfrentando temperaturas extremas, lo que ha dado como resultado que tengamos veranos e inviernos muy marcados y estaciones de transición (otoño y primavera), prácticamente imperceptibles por la prolongación de las primeras. Muchos se preguntarán a que se debe esto y es principalmente al cambio climático, aunque algunos lo quieran desconocer, el cambio climático existe y llego para quedarse.
La desforestación y el avance de los desiertos, junto con el derretimiento de los hielos milenarios en los polos, ha contribuido de manera negativa a que hoy estemos padeciendo estas altas temperaturas que pueden provocar con una exposición prolongada, sin hidratarse y sin tomar las medidas preventivas necesarias para enfrentar estos extremos muerte por hipertermia, conocida coloquialmente como golpe de calor. Siendo los adultos mayores, los niños pequeños, los lactantes, los obesos y las personas con enfermedades crónicas el principal grupo de riesgo en la población.
De hecho, los termómetros de monitoreo de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), se inauguraron este año 2019 con registros altísimos; el día 03 de enero, la temperatura máxima en la Región Metropolitana bordeó casi los 35 grados Celsius y en nuestra región la temperatura fue casi 40 grados Celsius.
Para ello, la DMC establece valores críticos a nivel mensual de temperaturas máximas para ciertas localidades que cuentan con estaciones meteorológicas y si estos valores son sobrepasados durante 3 días consecutivos; según estos, estaríamos en presencia de una ola de calor y si el evento se extendiere por al menos 5 días, este suceso correspondería a una ola de calor extrema; por lo tanto, bajo el criterio de la DMC, tanto la Región Metropolitana como nuestra Región de Coquimbo, iniciaron el reciente Año Nuevo con una ola de calor, que por lo visto y por la proyección climática de la DMC no nos dará “tregua” el resto del verano.
Así que no queda otra que protegernos tanto nuestra piel por los posibles efectos de acumulación de los rayos UV y UVV que pueden provocar cáncer a la piel, así como arrugas y manchas, los ojos, también por los efectos nocivos que puede provocar la larga exposición a la radiación como la aparición de cataratas de manera precoz, beber abundante líquido para mantenerse hidratados, utilizar ropa holgada de preferencia de algodón por sobre telas sintéticas, etc.
Y si bien es cierto, la exposición a los rayos solares no es en sí mala puesto nos ayuda a “activar” la vitamina D, que es muy beneficiosa para la calcificación de los huesos, para el sistema nervioso y el sistema inmune, así como para aumentar la fuerza muscular, el equilibrio y además, acarrea beneficios tales como disminuir el riego de sufrir enfermedades como diabetes, obesidad, cáncer, entre muchas otras.
Pero no es menos cierto que la prolongada exposición a los rayos del sol, pueden acarrear todo lo antes mencionado y más; por ello es bueno “tomar” sol pero no asolearse y menos cuando los índices de radiación sean los más peligrosos. Es labor de cada uno el cuidarse para poder tener una buena vejez y sobre todo una buena calidad de vida.
Susana Verdugo Baraona