Esta semana se cumplió un año del fallo de La Haya por la demanda de Perú a Chile, apreciando dos realidades totalmente diferentes. Por el lado de Perú, grandes celebraciones y un acto de ejercitación de la soberanía efectiva, donde llevaron tres barcos de guerra (en uno de ellos iba su Presidente) y uno científico en pleno sector que conquistaron y que los diarios titularon “el aniversario de la incorporación de 50 mil Kms. cuadrados al territorio nacional”. A ello hay que agregarle unas 250 mil toneladas por concepto de pesca anual (albacora, bacalao y otros) es decir un 70% de lo demandado por Perú.
Por el lado de Chile se realizó una mesa redonda que le pusieron como título “El Futuro de las Relaciones Chile – Perú”. Aquí llama la atención lo que el Canciller Muñoz afirmó; “el Tribunal de La Haya “carecía de fundamentos de derecho”” (D. El Mercurio 28 enero de 2015). Debido a que si bien la Corte reconocía la posición jurídica que Chile había sostenido en tres puntos esenciales (existencia de un límite; el cual consistía en un paralelo y que el inicio era un punto en el paralelo del Hito 1, donde esa línea se intersecta con la línea de baja marea). No fue considerado el planteamiento chileno, perdiendo con la modificación del límite de las 200 millas, reduciendo la extensión a las 80 millas…
Pero lo concreto es que veníamos perdiendo desde cuando se develó que Perú había construido un caso jurídico artificial que se concretó el 2004, cuando se aceptó una nota peruana donde se reconocía, “DE LA EXISTENCIA DE UNA CONTROVERSIA EN LA DELIMITACIÒN MARITIMA”. Más encima, después en la ciudad de Rio de Janeiro, se firmó por parte del Canciller de esa época, la frase…”TENEMOS POSICIONES DISTINTAS, ES UNA CUESTIÒN DE NATURALEZA JURIDICA”.
Creemos que la Guerra del Pacifico que no buscamos y que costó sangre y lagrimas del pueblo chileno, analizada estos días en el Simposio: Participación de la Ciudadanía de la Región de Coquimbo en la Guerra del Pacifico” en La Serena, donde se destacó la gran cantidad de combatientes que se enrolaron y dieron su vida a través del Batallón Cívico de Coquimbo, que son los VERDADEROS HÈROES OLVIDADOS”, donde se consolidó el “ser nacional”, no pueden colocarse en peligro, por falta de una cancillería profesional y rigurosa con los documentos que se firman, usando el pretexto de que “es mejor buscar soluciones alternativas a los conflictos, eso ha permitido disfrutar de una paz ininterrumpida desde el siglo XIX. Ha sido esa cultura la que permitió superar la crisis de 1978 con Argentina…”, doctrina diplomática que consideramos riesgosa para la continuidad de nuestra soberanía, en este periodo de reacomodo geopolítico mundial.
OCTAVIO ÀLVAREZ CAMPOS
PROFESOR DE HISTORIA Y GEOGRAFIA
COQUIMBO