Fue el llamado telefónico de mi hija, y luego, curiosa, pregunta… qué hiciste?
No tengo idea… respondí yo, seguidamente le pregunto y porqué me funaron?
No sé mamá, es que a la Jani la llamó una amiga y algo le dijo de una señora del toldo azul, y de un coche y una guagua.
Aaah… le comento yo, seguramente es una mujer que estuvo más de media hora “matuteando” en el espacio que está afuera de mi local (que dicho sea de paso, es un espacio público concesionado por la Municipalidad y por el cual se paga por M2), mientras una guagüita lloraba y lloraba.
Las observé mucho rato, mientras pensaba en la falta de consideración y respeto hacia el espacio del otro; mientras pensaba también en la prioridad que debía tener esa madre. Primero fue una especie de polerón plomo que mostraba y lo colocaba en el coche y luego lo sacaba, ya que en un momento la madre (supongo yo) sacó a su bebé del coche y lo tuvo un rato en brazos; luego esta persona le preguntó si iba a querer una correa de color café. Enseguida la madre vuelve a poner a su bebé en el coche, el (o la) que seguía llorando, podría jurar que no tenía más de dos meses. Pero la dama del matute, luego sacó desde una bolsa unas gafas oscuras (de testigo, están las cámaras del local y seguramente lo que no sabía esta “dama” es que estaba siendo perfectamente grabada y no porque yo lo estuviese haciendo, sino, porque las cámaras funcionan día y noche por un tema de seguridad)
Entonces intervine y le dije: Eh… Señorita mire el letrerito; y ella refunfuñó algo que no le entendí, pues yo continué diciendo… hace más de media hora que está con su matute y la guagua llorando. Y me di la vuelta para atender a una clienta que en ese preciso instante entró al local comercial; de espalda a ellas escuche… “que simpática” (aunque yo de simpática no tengo nada). Simplemente la ignoré. Quizá eso le dolió!!!
Pero esta esta “funa”, que a mí, ni me va, ni me viene, pues mi conciencia, mis valores y principios y mis propias acciones no están en venta, sabiendo por lo demás perfectamente cuales son mis debilidades y fortalezas como persona, me llevó a recordar una conversación que hace una semana atrás tuve con un “Señor Carabinero” a raíz de una situación que se vivió en el sector y donde varios vecinos y transeúntes llamaron a Carabineros. Un personaje “X”, que llegó tarde a la función, “tarde”, mucho después del segundo acto, comenzó a grabar la detención que estaba haciendo Carabineros.
Luego en esa conversación el Señor Carabinero me comenta: “hace unas semanas me funaron por detener a alguien”. Seguidamente yo replico y digo lo que hace mucho tiempo pienso y siento que está sucediendo en mi país con estas “funas” y estos videos que se virilizan, especialmente con Carabineros “es lamentable”, porque en la mayoría de los casos las personas que comienzan a grabar NO lo hacen desde el inicio de los hechos”. Ni idea tenía este “señor” de lo que había pasado antes y de cómo se sucedieron las cosas y mucho menos como comenzó y lo grave que pudo haber sido el desenlace.
Por lo anterior, quiero aprovechar esta instancia para hablar de Carabineros, a quienes yo le tengo un gran cariño y respeto, respeto y cariño que por cierto no me ciega, que duda hay que existen puntos negros, qué duda cabe respecto de los bochornosos y delictivos hechos en los que algunos han caído; de la falta de criterios de otros; pero creo y es mi parecer, mi punto de vista y mi absoluto convencimiento que ya es hora de dejar de “denigrarlos”. Y el llamado es, especialmente a nuestras autoridades, a nuestros parlamentarios, a reflexionar sobre el tema. No es posible que por “pica” (en buen chileno), por revanchismo, por ideologías equivocadas o sentimientos de rabia, tengamos que exponerlos; y que nos veamos expuestos nosotros mismos “los civiles” por estas bajas pasiones.
Si nuestros Carabineros no existieran viviríamos en una selva, eso es de Perogrullo, pero pareciera que no nos damos cuenta; no nos damos cuenta que arriesgan sus vidas cada día en las calles de nuestra ciudad, en las calles de nuestro país.
Por eso pido a pesar de las diferencias y vivencias de cada uno, que nunca olviden que detrás de ese Uniforme existe una Mujer, un Hombre, un Padre, una Madre, un Hijo, una Hija, un Hermano, una Familia y como todos los seres humanos, tienen sus propios problemas, sus propios conflictos y vivencias y cargan con la presión y la responsabilidad a cuesta de ser “Carabineros”. Pido a ellos que luchen para mantener el perfecto equilibrio emocional que cada día necesitan, para ser siempre criteriosos y por sobre todo honestos, rectos y correctos siempre.
Más de alguien podría expresar: ¡Y quién los mandó a ser Carabineros!
Yo sólo puedo decir: “Gracias Dios porque existen”.
Cecilia C.T.