En los últimos días se han registrado a lo menos 4 accidentes graves que han sido cubiertos por la prensa local por la espectacularidad o complejidad que han suscitado. Ya ha habido una víctima fatal que hay que lamentar en uno de los accidentes; y además, existen personas con heridas de diversas consideración según la información preliminar recogida por los medios pues por el momento continúa siendo una noticia en desarrollo, éstas estarían fuera de riesgo vital.
Si bien es cierto, aún se encuentran estudiando las causas de los diversos accidentes de tránsito ocurridos tanto en el cruce de la Avenida Costanera de Ovalle con Ariztía y el choque múltiple del sector de Puente Los Peñones, la información preliminar de personas que pasaban por el lugar, al menos en lo referente a la colisión de los dos automóviles en la Costanera de Ovalle, se habría producido por que uno de los conductores no habría respetado la señal de Ceda el Paso de la intersección, chocando así al otro conductor. De ser cierta dicha información, me gustaría que nos sentáramos un minuto y reflexionáramos a cerca de la importancia de cumplir con las leyes del tránsito, pues ahora ya hubo más que daños materiales que lamentar, ya terminamos lamentando la pérdida de una vida por la imprudencia de algunos.
Para algunas personas al parecer el no respetar las leyes, ya sean las del tránsito, de familia, penales, etc., pareciera ser una costumbre arraigada en su ser; pareciera ser que los males del país son el resultado neto de los “vicios” de unos cuantos “malos o inmorales” con el poder de “incomodar, importunar o molestar” a los buenos que cumplen con las normas. Sin embargo, si pensamos que la falta de respeto a las leyes y normas es un “vicio” de unos cuantos, ¿por qué a veces a quienes respetan al pie de la letra las normas, se les ve como “bichos raros”, como ingenuos y a los que buscan el subterfugio, la “pillería” como modelos a seguir, más inteligentes y son admirados? De ahí parte el problema, porque se tiene un mal concepto de lo que es ser más inteligente, más hábil o destacado socialmente hablando.
Es cosa que nos preguntemos, ¿a cuántos de nosotros se nos ha pedido consejo de cómo seguir las reglas o normas vigentes; versus el cómo pueden hacerlo para no cumplir con ellas?; inclusive la tecnología ha venido ayudar tanto de forma positiva como negativa, al fomentar conductas destructivas y peligrosas, en donde por ejemplo podemos saber en dónde está ubicado un control de Carabineros y así la persona que ha consumido alcohol, puedan evadir más fácilmente el control por parte de la Policía.
Debemos ser más prudentes, tener autocuidado, no puede ser que aún los conductores de motocicletas vayan entre carriles y los de bicicletas en sentido contrario o sobre las aceras o no respetando la Ley de Convivencia Vial que se creó o que los automovilistas invadan cruces peatonales, rebasen por cualquier lado, den vueltas prohibidas, no respeten a los ciclistas con quienes deben compartir la calle, etc.
En ocasiones, he escuchado que “es justo no pagar impuestos porque el Gobierno (sea el que sea que esté de turno), se roba ese dinero o lo usa mal”. Sin embargo, reaccionar a un acto ilegal o indebido del Gobierno, haciendo algo ilegal como es el evadir los impuestos es convertirse en lo mismo que uno critica; por lo que no debemos convertirnos en lo que criticamos, no debemos contribuir a la ilegalidad porque no estamos conformes con lo que hay o se hace.
Si nosotros, no somos capaces de cumplir con algo tan básico como es la Ley del Tránsito y su reglamento; entonces no sé con qué calidad moral le podemos exigir a los demás que la respeten y nos respeten, así como a nuestras autoridades; pues no es de ellos de donde debe venir el cambio, es de nosotros, respetémonos, cumplamos las normas y seamos más prudentes.
Susana Verdugo Baraona
