InicioultimasDeportesSe despertaron los viejos fantasmas del estadio municipal

Se despertaron los viejos fantasmas del estadio municipal

Vivo a media cuadra del estadio Diaguitas (el viejo estadio Municipal), y el sábado en la tarde se me ponía la piel de gallina al escuchar los sonidos que llegaban a través de la ventana abierta de mi casa.

Primero el movimiento inusual por la acera del frente, grupos de gente con tranco apurado, el padre con dos hijos mas pequeños apresurándose para intentar un lugar mejor en el estadio. Decenas de vehículos buscando estacionamiento en los alrededores.

Luego los sonidos.

Los micros haciendo sonar las bocinas llegando con hinchas con banderas flameando por las ventanas. El canto de las barras organizadas, los gritos de los hinchas individuales alentando a sus jugadores o reclamando por un cobro referil. El clamor de desaliento cuando una jugada de peligro no llegaba a buen fin.

El rugido colectivo para festejar un gol. En fin.

El estadio después de mucho tiempo volvía a cobrar vida.

Los protagonistas eran hinchas de La Serena y Rangers que habían llegado desde lejos para alentar a sus equipos militantes de la Primera “B” en partido oficial por la 14ª fecha del campeonato oficial, que había sido trasladado a nuestra ciudad por reparaciones en el Estadio La Portada.

¿Mil quinientos, dos mil espectadores?

Es verdad que los sonidos no eran los familiares de Deportes Ovalle jugando en el otrora Estadio Municipal. Pero era la misma música, con distinta letra.

Sonidos que apenas se escuchan ahora cuando juegan el Deportivo Ovalle o el Provincial Ovalle. Apenas murmullos. Trescientos, quinientas personas en el estadio.

Entonces es inevitable preguntar los motivos por los que la hinchada local no acompaña a sus equipos. O no llega en número suficiente para alentar a sus jugadores, y apoyar económicamente a sus dirigentes.

O al menos para despertar esos viejos fantasmas que aún merodean por el sector: el de los goles festejados, los reclamos al árbitro, los cánticos de las barras organizadas, el de los padres que corren con sus hijos al estadio para coger una buena ubicación.

Esos fantasmas que el sábado se asomaron con asombro para ver lo que sucedía.

M.B.I.

OvalleHoy.cl